Redacción externa.- La panda gigante Xiang Xiang comiendo golosinas por su cumpleaños en el Centro de Conservación e Investigación del Panda Gigante de China en la Base Ya’Äôan Bifengxia, cerca de Ya’Äôan, provincia de Sichuan, China
Llegados de España, de Canadá, de Estados Unidos o de Corea, los pandas que retornan a China tras pasar años en zoológicos de otros países inician una aventura en la que deberán adaptarse a otro entorno, familiarizarse con sus nuevos criadores o adaptarse al idioma chino.
La célebre “diplomacia de los pandas” que desarrolla el país asiático y que permite que ejemplares de esta especie residan en otros países tiene reglas muy claras: las crías que nazcan fuera de China deben retornar al país una vez que alcanzan la madurez sexual -entre los 3 y 5 años-, y los pandas que fueron enviados ya adultos también vuelven cuando entran en la vejez.
Como Xiang Xiang, otros muchos pandas viven en la idílica base Bifengxia tras dejar atrás sus días en el extranjero, entre ellos Bei Bei, nacido en el Zoológico Nacional de Washington (EE.UU.) en 2015 y que viajó a China en noviembre de 2019, como antes lo hicieron sus hermanos Tai Shan y Bao Bao, o hace solo siete meses Xiao Qi Ji.