París.- El Jeu de Paume de París ofrece un recorrido por la historia de la fotografía de la primera mitad del siglo XX a través de una exposición de más de 230 obras que forman parte del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA).
Esta selección se compone de una mezcla de géneros que trascurren desde la arquitectura hasta los desnudos y que definen la obra que los maestros de la fotografía moderna realizaron en París, Berlín, Moscú o Nueva York, capitales artísticas de aquella época.
La muestra, que estará abierta al público desde este martes hasta mediados de febrero, incluye obras de un centenar de fotógrafos europeos y norteamericanos, como la estadounidense Berenice Abbott, la francesa Claude Cahun o el mexicano Manuel Álvarez Bravo.
«Se trata de un baño intenso y sensible en la fotografía de la primera mitad del siglo XX de la mano del coleccionista Thomas Walther», explica a EFE Marta Ponsa, comisaria de exposiciones y responsable de proyectos artísticos en el museo Jeu de Paume.
«La figura humana aparece en el centro del interés», destaca Ponsa, que subraya que este «viaje» comienza en la década de los 20, cuando la fotografía se fija en los deportistas, bailarines y pilotos de carreras, que representan la modernidad tras el final de la Primera Guerra Mundial.
En la década de 1930, esta perspectiva del cuerpo se vuelve más política cuando los regímenes totalitarios de Alemania y la Unión Soviética ponen el cine y la fotografía al servicio de la exaltación del cuerpo sano y joven del «nuevo hombre».
Las seis secciones que componen esta muestra están organizadas por «sensibilidades y temáticas» y no tanto desde una perspectiva histórica, afirma Ponsa, que defiende esta disposición como una manera «libre y contemporánea de acercase a la fotografía».
El retrato objetivo, alejado de un formato psicológico, marca otra tendencia de esa época, como sucede en la obra de Florence Henri, que retrata a su colega Lucia Moholy-Nagy centrada más en la textura y la materia que en la expresión.
La obra «El hombre y el sueño», del alemán Herbert Bayer, representa uno de los autorretratos surrealistas de la primera mitad del siglo XX con una versión de sí mismo en la que se amputa una parte de su cuerpo.
La naturaleza cierra esta exhibición de la mano del alemán Karl Blossfeldt, autor que trata los motivos vegetales para adentrar al espectador en un paisaje «onírico, que se acerca mucho al sujeto fotografiado», comenta Ponsa.
«Cuando terminamos de visitarla no hay una conclusión, sino ganas de hacer fotografía, de tomar el aparato fotográfico y empezar a practicar esta nueva forma de ver a través del objetivo de una manera diferente», argumenta.