Brasilia.- El Partido Liberal (PL), del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, admitió este miércoles que en la primera vuelta de las elecciones no halló «problemas» en las urnas, reiteró que sí los hubo en la segunda e insistió en una «verificación» de los votos que dieron la victoria Luiz Inácio Lula da Silva.
«En la primera vuelta (del 2 de octubre) no se detectó», pero en la segunda del día 30 «se descubrió un problema que no había sido descubierto», dijo el presidente del PL, Valdemar Costa Neto, un día después de que su partido pidió al Tribunal Superior Electoral (TSE) «invalidar» parcialmente los resultados del balotaje.
Frente a la demanda del PL, el TSE respondió que solamente podría analizar el asunto si también fueran presentadas dudas en relación a las urnas electrónicas durante la primera vuelta, ya que en ambos casos fueron usados los mismos dispositivos.
Costa Neto insistió en que una auditoría privada contratada por el PL concluyó que un 61 % de las 577.125 urnas electrónicas usadas en la segunda vuelta, fabricadas entre 2009 y 2015, «no pueden ser auditadas», a diferencia de las más modernas, modelo 2020.
El líder del PL reiteró que, entonces, los votos registrados en esas urnas antiguas deberían ser invalidados y reconoció que, en la opinión del partido, solo deberían computarse solo los sufragios de los dispositivos más modernos, en los que Bolsonaro habría ganado con un 51,05 %.
«No estamos discutiendo la elección. No queremos otra elección. Estamos discutiendo la historia de Brasil», que «no puede vivir con el fantasma de las elecciones de 2022» ni con «una mancha en la democracia» sin que haya una respuesta de la autoridad electoral, declaró Costa Neto.
También negó que esa demanda se enmarque en la dura campaña de descrédito contra las urnas electrónicas que mantiene Bolsonaro, quien afirma que ese sistema propicia los fraudes, pese a que nunca han sido denunciados desde que fue adoptado, en 1996.
Por el contrario, Costa Neto defendió el voto electrónico, aunque dijo que «si son encontrados indicios de problemas, deben ser analizados».
El presidente del PL también justificó las manifestaciones que activistas de ultraderecha que apoyan a Bolsonaro mantienen a las puertas de decenas de cuarteles del país, en demanda de un golpe de Estado que impida la investidura de Lula, el próximo 1 de enero.
«El pueblo es libre para manifestarse, pero siempre que no cree problemas de tránsito o impida el acceso a los cuarteles», declaró.
Avisó, además, que ese «segmento (político) nuevo, que ha crecido con Jair Bolsonaro, no va a parar», pues «vino para quedarse».