Penoso espectáculo

Desde hace tiempo los ciudadanos conscientes y con criterio propio, no fanatizados en el accionar político, han comenzado a tener una decepcionante idea sobe la democracia dominicana y sus perspectivas en cuanto a la sostenibilidad institucional.

Desde hace tiempo los ciudadanos conscientes y con criterio propio, no fanatizados en el accionar político, han comenzado a tener una decepcionante idea sobe la democracia dominicana y sus perspectivas en cuanto a la sostenibilidad institucional.

Para aquellos escépticos que pueden considerar exagerada o fuera de lugar tal percepción, el penoso episodio acontecido este jueves en la Cámara de Diputados probablemente pueda llevarles a cambiar de parecer.

La mentada democracia, una frase con la que el profesor Juan Bosch se refería con reserva y de forma crítica a ese sistema por la experiencia y la forma en que había sido asumido en el país, quedó al desnudo en su debilidad estructural con el fracasado intento de conocer la ley de partidos en la Cámara de Diputados.

Por la forma burda en que se boicoteó una sesión que había concitado la atención nacional, y que estuvo marcada por la concertada ausencia de un grupo de legisladores, con los de la corriente danilista a la cabeza, se evidenció claramente que la clase política no está interesada en una ley de partidos que fortalezca la democracia representativa.

Tal y como certeramente señalan politólogos entrevistados por SIN, esa vergonzosa sesión congresual puso de manifiesto que en el debate congresual sobre una legislación fundamental lo que está únicamente en juego es una lucha de poder y de ambiciones dirigenciales.

En consecuencia, la retórica y argumentaciones sobre la conveniencia y las objeciones al sistema de primarias abiertas o cerradas no pasa de ser un fallido esfuerzo académico para hacer creer que existe una genuina voluntad de adecentar el ejercicio político en el país.

Las excusas y explicaciones para tratar de justificar lo que ocurrió irrita e indigna a una ciudadanía que está, ya harta y no tolera que se le ofenda en su capacidad de advertir como se le miente descaradamente.