La angurria por volver tras tres buenas presidencias pone al candidato Leonel Fernández a recurrir penosamente a lo que imputa al Gobierno: mentir. Acusa al presidente Abinader de manipular estadísticas para crear una “falsa percepción de bienestar”, pues “estamos peor que antes” y si es reelecto Luis “estaremos mucho peor”.
Este desaforado afán y desdén por su tasa de rechazo, hace que Leonel contradiga a entidades financieras internacionales, calificadoras de riesgo, asociaciones empresariales y organismos multilaterales, que elogian ampliamente a Abinader. Peor aún, propicia un resultado contrario al propósito de Leonel, empeñado en desacreditar inmerecidamente al país antes que proponer cómo su cansada experiencia evitaría ese empeoramiento que pronostica. No existe un gobierno perfecto.
El actual tiene notorias fallas. Han fracasado las empresas de distribución eléctrica. Hay retraso en destrabar la instrucción pública del secuestro por la ADP.
Es inexplicable el desgano para promover más minería. Asombra la incapacidad de los fiscales anticorrupción, que prefieren primeras planas a condenaciones. Empero, estamos enormemente mejor que antes, aunque Leonel diga lo contrario y prometa milagros.
Tanto tiempo encantando serpientes quizás lo hacen creer realmente que es un taumaturgo político… ¡Cuán porfiado rechazo a su retiro como “elder statesman”!