Periodismo nocivo

Nueva York.- Vine a esta urbe urgente, fría, de vida subterránea y rascacielos para desconectarme de dos años continuos de trabajo, sin móvil ni internet, mucho menos periódicos ni televisión informativa.

Pero en uno de esos momentos en que se sucumbe al instinto periodístico gatuno, me detuve ante el boletín de un noticiero televisivo hispano, que perfectamente habría pasado por alto de no haber sido por un titular impresionante sobre mi país.

La voz en off, respaldada por unas imágenes escolares y  carteles con el rostro del presidente Danilo Medina, decía que en República Dominicana ofrecían en los planteles almuerzo con gusanos.

Atónito, rompí mi promesa vacacional para esperar el desarrollo de aquella noticia transmitida por un reportero provincial, desde San Juan de la Maguana, mi pueblo. El interés por la historia me atrapó todavía más.

En la medida en que avanzaba el reporte la sangre me hervía de indignación e impotencia. Se trataba de una noticia mostrenca, aberrante, insólitamente contradictoria e irresponsable.

No hubo imágenes de alimentos con gusanos –que debió ser el primer dato visualmente incontrovertible-. La versión fue sustentada por un menor de edad sin  contrastes ni confirmación con otras fuentes, una norma de los manuales más elementales de periodismo.

El corazón y el sentido de la narrativa se centraban en las quejas por la presentación y el tipo de alimentos que, al parecer, no eran de la preferencia de los escolares. Los supuestos gusanos eran una referencia tangencial, de refilón, para encender el capricho.

La información –que no calificaba ni para uno de esos “canalitos montaraces” que en RD nos gastamos- circuló en uno de estos famosos noticieros norteamericanos que albergan a connotadas figuras siempre prestas a darnos cátedras integrales de periodismo. Y, por supuesto, los incautos habrán creído el cuento de los gasanos, gracias al periodismo irresponsable, tan peligroso y  nocivo como la censura.