SANTO DOMINGO, República Dominicana.- A pesar de su corta edad, apenas 16 años acabados de cumplir la semana pasada, Jean Luis Reynoso, nuestro colaborador de SIN Juvenil que perdió la batalla contra el dengue, era un ejemplo en todos los órdenes de su vida, buen hijo, excelente estudiante y una promesa para la televisión, la música, la escritura y los idiomas.
Son muchos los rasgos que le caracterizaron, pero por encima de todos quizás el más valioso, era su nobleza de espíritu, con vocación de servicio.
Habiendo despuntado en la televisión, tras habernos escrito un correo electrónico pidiendo ser parte de del Grupo SIN, y siendo una potencial promesa en este giro, nunca mostró envanecimiento u arrogancia, sino una gran humildad.
Sentía pasión por la comunicación y con igual vigor sobresalió en los estudios, tanto en la educación formal como en la música y también el canto, ya que formaba parte de un coro religioso.
En las grabaciones de SIN Juvenil mostraba dedicación y siempre recibía afablemente cualquier observación que aprovechaba para su crecimiento.
Una sonrisa amable era su respuesta cuando se hacía necesario volver a repetir un párrafo de un guion, lo que generaba el reconocimiento de técnicos y productores, ya que se trataba de una actitud no siempre habitual y, por tanto, digna de mención y aprecio.
Esa era también la sonrisa de apoyo para sus compañeros que acudían a él para que les ayudara en las matemáticas. Sin reserva no solo les ofrecía una orientación ligera sino que acudía a sus casas para explicarles y así pudieran avanzar en los estudios.
El cariño y el agradecimiento de sus compañeros era de tal magnitud que durante los días en que permaneció interno, acudían en grupos para orar por su salud y transmitirle su respaldo emocional. Fueron muchas las cadenas de oración que se desplegaron para pedir por su sanación, pero, Dios tenía con él otros planes, para guiarlo hacia el recinto donde los ángeles y los nobles de espíritu como él, deben morar para siempre.
Jean Luis, las cuerdas de tu guitarra, de las que brotaron tantas melodías cuando tus manos las tocaban, han quedado mudas tras tu partida, que es de este mundo, pero no de nuestros corazones, donde siempre permanecerás, no como un lejano recuerdo, sino como un ejemplo vivo, de lo que debemos fomentar en nuestros niños y jóvenes para una sociedad mas justa y humana. Descansa en paz. En SIN Juvenil tu recuerdo y ejemplo serán imperecederos.