SANTO DOMINGO, República Dominicana.– Durante meses que han parecido interminables y que todavía proyectan tal condición, la República Dominicana ha estado sometida a la absorbente distracción provocada por los temas de control migratorio y la recomposición interna de los partidos políticos.
Por más relevantes que sean, no deberían imponer y mucho menos relegar la atención a otros muchos temas de una amplitud mayor en la agenda nacional.
Hay claros signos de que el país está exhausto por la forma en que estos dos temas señalados han dominado la atención nacional, mientras padecemos los efectos de la falta de debate en asuntos que afectan la calidad de vida del ciudadano común.
La criminalidad troncha diariamente vidas útiles de personas trabajadoras, mientras un sentimiento de indignación se apodera de las familias que se sienten inseguras.
El pacto eléctrico y el debate sobre eventuales reformas al Código de Trabajo aún están en veremos y no acaban de aterrizar.
¿Quién atiende las constantes quejas de comunidades trastornadas por la falta de agua potable y otros servicios básicos, además del mal estado de calles?
La lucha contra la corrupción, mal que acentúa la desigualdad social, se ha quedado hasta ahora en el papel y la retórica, entre otras cosas porque la Justicia no ha dado muestras contundentes para combatir ese flagelo que tanto daño nos ha causado.
Esta lista o recuento no es limitativa, porque existen otros muchos puntos de relevancia que merecen atención, en algunos casos urgente.
¿Quiénes romperán la inercia para evitar que aumente el cansancio generado por la política intrapartidaria y el tema migratorio?