SANTO DOMINGO, República Dominicana.- En un país donde la eficiencia de la educación es cuestionada a nivel internacional, la proliferación ilegal de las máquinas tragamonedas se ha convertido en desafío para las autoridades, ya que muchas vuelven a operar al poco tiempo de ser incautadas.
De acuerdo a investigaciones realizadas por el programa El Informe, la operación interminable de estas máquinas que se tragan las ilusiones de niños y jovencitos, distrayéndolos de sus estudios, no es fortuita, sino producto de una combinación de dejadez, de corrupción y de complicidad de autoridades que incumplen con sus responsabilidades.
Al igual que la deficiencia en la fiscalización y control de las Bancas de Lotería, la forma en que las tragamonedas arropan barrios pobres en diferentes regiones del país es un problema frecuentemente denunciado al que no se le pone término.
En un amplio recorrido con la ayuda de cámaras encubiertas, El Informe comprobó la cantidad de negocios en que funcionaban tragamonedas ilegales en la capital, el gran Santo Domingo, San Cristóbal e Higuey..
Los colores brillantes de estos aparatos incitan a probar suerte, pero como en los casinos de juego, la mayoría de quienes intentan llegan a estos lugares con optimismo y entusiasmo terminan frustrados porque pierden una y otra vez, mientras la casa casi siempre es la ganadora.
En algunos colmados, cafeterías y superbodegas hay montada toda una estructura de marketing para atraer jugadores con una especie de auto servido, ya que indican como encender y operar las tragamonedas.
Es insólito y hasta sospechoso que inspectores y autoridades que están supuestas a combatir este negocio daño e ilegal se hagan de la vista gorda, mientras operan con autorización o sin ella hasta tres en una misma.
¿Habrá alguna posibilidad de acabar con estas infernales máquinas o con la mafia que permite tragarse el dinero y las ilusiones de gente pobre?