REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Varias asociaciones solicitaron al Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre (FWS) de Estados Unidos que el manatí antillano, que tiene en las costas de Florida una de sus principales áreas de expansión, vuelva a clasificarse como especie en peligro de extinción debido a una reducción «drástica» en el número de ejemplares.
Las entidades Centro para la Diversidad Biológica, la Clínica de Políticas y Leyes Animales de Harvard, Miami Waterkeeper y Save the Manatee Club divulgaron este lunes un comunicado en el que solicitan que aumente la protección para los manatíes y que la clasificación de la especie cambie de amenazada a en peligro de extinción.
La vuelta del manatí antillano a ese estatus se realizaría bajo la Ley de Especies en Peligro de Extinción, indica el comunicado.
Las asociaciones aseguran que desde que el FWS redujo prematuramente -según el criterio de esas organizaciones- la protección a la especie en 2017, el número de ejemplares ha disminuido drásticamente en las costas de EE.UU.
Recuerdan que las algas contaminadas fue una de las causas de que más de 1.100 manatíes murieran en Florida solo en 2021, lo que supone el 13 % de todos los ejemplares que poblaban la costa de ese estado.
La mortalidad continuó aumentando a un ritmo alto en 2022, con 726 manatíes muertos hasta octubre.
«Los manatíes, desde Florida hasta el Caribe, enfrentan amenazas drásticas por la pérdida de hábitat, choques con embarcaciones, la contaminación, el cambio climático y la proliferación de algas tóxicas», dijo Ben Rankin, de la Clínica de Políticas y Leyes Animales de Harvard.
«Una protección completa bajo la Ley de Especies en Peligro de Extinción es un primer paso para conservar esta especie», señaló.
«Es claro que la decisión federal de 2017 de eliminar al manatí de la lista -de especies en peligro de extinción- no tenía fundamento científico», dijo por su parte Ragan Whitlock, un abogado del Centro para la Diversidad Biológica, con sede en Florida.
Igualmente, la directora ejecutiva de Miami Waterkeeper, Rachel Silverstein, indicó que con pérdidas de pastos marinos en todo el estado de Florida deben abordarse los problemas de calidad del agua para darle al manatí la oportunidad de sobrevivir.
Patrick Rose, director ejecutivo de Save the Manatee Club, recordó que en 2017 esa organización se opuso a que el manatí pasara a considerarse solamente como especie amenazada.
«Nuestros peores temores se han hecho realidad a medida que nos acercamos a lo que probablemente será un tercer invierno de mortalidad masiva de manatíes y colapso del ecosistema acuático», alertó la también bióloga acuática.
La especie sufre por la contaminación descontrolada, proveniente de descargas de tratamiento de aguas residuales, fugas de sistemas sépticos y escorrentía de fertilizantes, entre otros.
Un estudio reciente también encontró que más de la mitad de los manatíes de las costas de Florida están expuestos al glifosato, un herbicida aplicado a la caña de azúcar y las malezas acuáticas.
Las concentraciones más altas de glifosato se dan en los ríos Caloosahatchee y St. Lucie.
Las colisiones con embarcaciones son otra de las principales amenazas, ya que los navegantes matan a más de 100 manatíes en Florida cada año.
El comunicado recuerda que, tras la petición, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre tiene 90 días para evaluar si es justificada.
Si el estudio concluyera que estaba justificada, la agencia deberá llevar a cabo una revisión exhaustiva del estatus de protección de la especie en el plazo de los próximos 12 meses.