SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El pírrico aumento de un 14 por ciento al salario mínimo, aprobado sin el consenso de los sindicatos, es apenas un imperceptible alivio en las necesidades de la clase trabajadora y en lugar de solucionar un conflicto sensible y prolongado, augura un mayor distanciamiento en el diálogo obrero-patronal.
Solo la aprobación conjunta en la estructura tripartita representada en el Comité Nacional de Salarios hubiera podido despejar los temores, ahora recrudecidos, de que la paz laboral pueda verse afectada por protestas y paros a nivel nacional.
Los sindicatos evalúan el plan de lucha y es claro que estamos ante un panorama preocupante, porque un país no puede avanzar en medio de sobresaltos de este tipo.
Es hora de escuchar a algunos destacados empresarios que manejan grandes plantillas laborales, cuando dicen que el alza salarial es insuficiente para permitir a los trabajadores recuperar una parte apreciable del poder adquisitivo perdido por la inflación.
¿En qué medida los trabajadores podrán enfrentar el alto costo de la canasta familiar con incrementos salarias que oscilan entre 900 y 1,500 pesos, que apenas permiten cubrir una compra de unos cuantos artículos que caben endos o tres funditas?
Esto debió ser debidamente evaluado por el Comité de Salarios antes de emitir la resolución que fija el inicio del aumento a partir del primero de junio a la tarifa del salario mínimo para los trabajadores del área no sectorizada a nivel nacional.
Ambas partes dieron demostraciones, aunque de forma un tanto tímidas, de que estaban dispuestos a arribar a un acuerdo, ya que al final los patronos aumentaron su propuesta de 8.9 por ciento a 10 y luego a 11por y los sindicatos bajaron de 30 hasta llegar a 20 por ciento.
Sin embargo, de alguna forma se requerirá una mediación para que las entorpecidas relaciones entre trabajadores y patronos puedan recuperarse en aras de preservar la paz laboral, sin la cual es imposible mantener la economía y la productiva con dinamismo y crecimiento.