SANTO DOMINGO. De acuerdo con el documento de solicitud de medida de coerción contra los involucrados en la muerte del segundo teniente de la Fuerza Aérea, Bienvenido Reyes Chalas, el hecho se tramó días antes del 16 de diciembre en el sector Hainamosa, Santo Domingo Este.
El crimen fue meticulosamente organizado y expuso una red de complicidad que involucró a militares, vehículos registrados y armas ilegales. Según las investigaciones del Ministerio Público y la Policía Nacional, el Capitán Fraulin Gabriel Pérez Camacho, también miembro de la Fuerza Aérea, contactó a Stiven Herrera (alias Wilito) y a los prófugos Tommy Antonio Ortiz (alias Jhonci el Mecánico) y El Gordo para planificar el robo.
Pérez Camacho proporcionó los recursos clave para ejecutar el crimen, incluido un vehículo registrado a nombre de Odailyn Ezequiel Santana Encarnación, quien afirma haberlo prestado al Capitán sin conocer sus intenciones.
El 15 de diciembre, los involucrados se reunieron en un vehículo Toyota Land Cruiser blanco y acordaron los detalles. Según declaraciones de los imputados, Pérez Camacho señaló al Teniente Reyes Chalas como el objetivo, destacando que portaba una cadena de oro y un arma de reglamento.
En la madrugada del 16 de diciembre, el grupo se movilizó. Dos de los implicados descendieron del vehículo y abordaron una motocicleta. En el lugar del hecho, interceptaron al Teniente Reyes Chalas, quien intentó accionar su arma de reglamento. Uno de los atacantes, identificado como Tommy Antonio Ortiz, le disparó, impactándolo en el tórax. Luego lo despojaron de su cadena y su arma antes de huir en la motocicleta conducida por El Gordo.
Tras el ataque, los implicados regresaron al vehículo donde los esperaba Pérez Camacho. Se dirigieron a la casa de El Gordo, donde entregaron las pertenencias del occiso al Capitán, quien más tarde se deshizo de ellas en el sector Capotillo. Según las investigaciones, las prendas y el arma fueron empeñadas, y el dinero obtenido se repartió entre los involucrados.
La Policía Nacional, con apoyo del Departamento de Crímenes y Delitos de Alta Tecnología (DICAT), analizó cámaras de seguridad que captaron el crimen. Estas imágenes fueron clave para identificar tanto el vehículo utilizado como a los responsables del ataque. Durante el interrogatorio, Stiven Herrera confesó su participación y confirmó que Pérez Camacho organizó el crimen.
El arma ocupada a Herrera, una pistola Taurus 9mm, había sido reportada como robada en 2022 en San Pedro de Macorís. Por su parte, Pérez Camacho tiene un historial delictivo: un proceso por robo en 2022 que aún está bajo investigación.
Este caso no solo revela la peligrosidad de los involucrados, sino también las lagunas en la supervisión del personal militar, que permiten la reincidencia en actividades ilícitas.