¡Viva el glorioso! Ufff… Félix Mario Aguiar y Fello Esteva, amigos de mi papá, trataban de hacerme escogidista, pero la rivalidad con su Escogido era intensa. Muchos sobrinos no entienden que las Águilas es mi segundo equipo favorito, por mis raíces santiagueras. La pelota romántica de hace medio siglo ya no existe.
El béisbol profesional es un negocio hasta con mercado negro. Regentear exitosamente un equipo requiere destrezas y experiencia empresarial. Recordemos las diferencias entre Chilote Llenas y otros directivos aguiluchos, que condenaron a ese gran equipo a una década terrible; o el pobrísimo desempeño de las Estrellas hasta que empresarios de San Pedro cogieron las riendas. Ni hablar del Escogido, que revivió con fuerza.
Mi Licey, el equipo más glorioso y con más fanáticos, está padeciendo en el campo de juego el desencuentro entre sus socios, por un pleito que debió subsanarse legal y caballerosamente. Abusan del fiel bolsillo de los liceístas al pretender que tanta mala vibra arriba no llegue abajo. Peloteros, socios y fanáticos desencantados conducen al sótano. ¡Resolvamos eso!