Recientemente, los trabajadores del Poder Judicial en nuestro país, celebraron su día. Una celebración que encuentra estancada y en su peor momento la justicia dominicana. Palabras conmemorativas para el festejo, tan elocuentes y edulcorantes como siempre a un poder en el que la población no cree. Por esto, sigo afirmando que no he visto un “Poder Judicial” más relajado, ineficaz e inservible que el nuestro.
El Poder Judicial de la República Dominicana se ejerce por medio de la Suprema Corte de Justicia y por los demás tribunales del orden judicial, creados por la Constitución y las leyes. La Suprema Corte de Justicia goza de autonomía administrativa y presupuestaria y está compuesta por 16 jueces designados por el Consejo Nacional de la Magistratura, incluidos su presidente, primer y segundo sustitutos.
Pero el chiste de esa conmemoración lo hizo el propio presidente de la Suprema Corte de Justicia, doctor Jorge Subero Isa, cuando dijo: “En República Dominicana el Poder Judicial es total y absolutamente independiente”. Luego, al referirse al Código Procesal Penal, el magistrado Subero lo definió como: “una de las herramientas de mayor protección a los Derechos Humanos, lo que ha hecho [el Código Procesal Penal] es armonizar la legislación interna con los tratados internacionales” -dijo. En tal sentido, sostuvo que la actual Constitución de la República es “más proteccionista a los Derechos Humanos, a los derechos fundamentales y a las garantías del debido proceso de ley que el propio Código Procesal Penal”.
En este sentido, no estoy de acuerdo con lo expresado por Subero. Cuando usted lee un periódico o abre una página informativa en internet, lee la cantidad de casos altisonantes y de corrupción pendientes de solución donde los juicios son aplazados constantemente, pospuestas las vistas públicas para tres días siguientes al día pautado, y quizás meses más tarde, penas y castigos carcelarios de risa. Un Código Penal, o como dicen por ahí “cólico penal” que dan ganas de llorar, que te sientes impotente, cada vez que un menor asesina o perjudica la vida de otro ser humano, sin ton ni son. Jóvenes puestos en libertad a los meses o semanas, independientemente, de que en nuestro país los presos están hacinados en nuestras cárceles. Subero, sabe que no hay un centro regulado por la Justicia que se encargue de reformar estas conductas agresivas en menores de edad. Subero, conoce también, que ese Código Penal que tanto defiende esta desfasado, tiene un contexto pueril y relajado, que urge reformarse lo antes posible para el bienestar de toda la sociedad. Y ni hablar de esos jueces que con mano alegre y sonrisa Colgate dictan orden de libertad a peligrosas piezas de casos altamente nocivos para el país, de esos casos de corrupción que duermen el sueño eterno y, luego de presenciar todo esto y más, uno atina a preguntarse, ¿qué clase de justicia tenemos Subero Isa?, ¿porqué defiendes lo indefendible?, ¿Qué esperas para reformar el Código Procesal en los menores que cometen delitos?, etc, etc, etc…………
Por otro lado, cuando el Presidente de la Suprema Corte de Justicia, dice que la “Constitución es proteccionista a los Derechos Humanos”, tiene razón. Con la única salvedad de que ese “pedazo de papel” protege, defiende y es la garante de los intereses particulares de los políticos de turno.
El Poder Judicial dominicano, funciona dependiendo de quién sea el demandante y el acusado. Si son de apellidos o no. Puro tráfico de influencia. Necesitamos jueces no marionetas. Nadie cree en la justicia dominicana, salvo contadas excepciones. El doctor Jorge Subero Isa, tiene años hablando de lo mismo, pero poco ejercicio de actuación palpable en lo referente a la justicia dominicana. Si como alto representante del Poder Judicial que es él, desea ser recordado por su país, pues debería de fomentar un cambio en toda regla de un Poder Judicial tan necesario como vital para cualquier sociedad con aspiraciones a desarrollarse, a ser más eficaz y de servicio al ciudadano. De lo contrario, seguiremos presenciando estupefactos los actos violentos que nos rodean………y de una “justicia” de pacotilla.
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