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Batalla Electoral 2024

Política del inodoro

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Avanza la campaña, se acercan las elecciones, y el mal olor aumenta entre diatriba y pleitos. Como se dice en lenguaje popular, y excusen la vulgaridad, los candidatos y sus secuaces cagan y no lo sienten. Dominan el campo político y la gente se asfixia con la peste.

La corrupción dominicana es realidad y espectáculo. Las acusaciones van y vienen, hay un constante dime y te diré. Los candidatos prometen honradez y honorabilidad, pero cuando han gobernado no lo han logrado. Caso cerrado, el resto es vacuidad.

El PLD es el gobierno más corrupto, dice el PRD.  Que se investigue a Hipólito, repica el PLD. Pepegate o Felixgate, ¿en qué bando hay más corruptos? Bajen el inodoro.

Cobran comisiones por doquier para asignar obras públicas, o las asignan a los mismos funcionarios. Permiten el narco por aire, mar y tierra; y eso, que compraron aviones tucanos por altos precios. Tienen cuentas bancarias dentro y fuera, y ahora también empresas multinacionales para ir en auxilio de los pobres del mundo.

Políticos convertidos en empresarios cortesía del pueblo dominicano.

La gente escucha las acusaciones y nunca sabe la verdad. Es tanto el dime y te diré y las triquiñuelas que el pueblo queda estupefacto, atónito, perplejo, rabioso, o desarrolla adicción al desfalco para lograr el bienestar exhibido por los políticos y sus allegados.

Cuenten los cientos de movimientos externos de cada candidato para que confirmen cómo prolifera la aspiración al clientelismo en todo el territorio nacional y en todos los estratos sociales. Hay movimientos externos de empresarios micro y macro, de estilistas, motoconchistas, camioneros, taxistas, abogados, maestros, deportistas, artistas, de loma arriba y de loma abajo.

Los jerarcas eclesiales cumplieron con su oficio acostumbrado de meter a Dios en pleitos políticos y no sirvió de nada. Ahí no hay reino divino. Es la ley de la selva, el del cuchillo más afilado llevará la delantera. Después de firmar el pacto se han acusado de ladrones y carteristas.

De nuevo hay que bajar el inodoro. La leña quema, total, ¿para qué apagar el fuego? Que arda; tal vez se lleva el mal olor que cunde e irrita.

El miedo a más de lo mismo lo fomenta el PRD. El miedo de regresar al pasado lo fomenta el PLD. Dictadura constitucional peledeísta o caos perredeísta es ahora el discurso dominante.

¿Quién es peor: el que está o el que estuvo? Sea usted elector el jurado, pero antes, asegúrese de bajar bien el inodoro para que no se asfixie mientras toma la decisión de por quién votar el próximo 20 de mayo, si es que va a votar; y si no, de todas formas baje el inodoro.

Los medios de comunicación van a la vanguardia. Amplifican la contaminación en nombre de la libertad de expresión. Gana el rating quien más contamine; ahí no se ven caras ni hay palabras escritas plasmadas para la posteridad. Se dice lo que place, se juntan amigos y enemigos para crear una ficción de pluralismo político, y después de escuchar todo aquello, de nuevo hay que bajar el inodoro.

El transfuguismo reformista ha estado en alto voltaje y provoca escenas impensables. Aquí no basta con bajar el inodoro, también hay que bajar el telón. Amable, Hipólito y Hatuey juntos en campaña; ay si los viera Balaguer, reiría a carcajadas y tendría la más ilustre justificación de su teoría pesimista sobre el pueblo dominicano.

Para finalizar, si usted se encuentra entre los que ven progreso por aire o tierra, olvide lo aquí escrito y no baje el inodoro.

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