Políticos con mentalidad de conuco

La Coalición Democrática por la Regeneración Nacional, de la cual el Congreso Cívico forma parte, es una asociación de hombres y mujeres que tienen como aval toda una historia de luchas por los cambios democráticos, indispensables para que  el país supere el atraso en que subsiste, al punto de que todavía tenemos que estar luchando contra vicios históricos tan viejos y tan dañinos como la reelección y  mañas tan propias de los tiempos de Báez y Santana, como esa de reformar la Constitución para imponerla.

La Coalición se echó a cuestas la importante tarea de unir las fuerzas políticas de la oposición, sobre un programa mínimo que con encomiable realismo, resume los cambios políticos y económicos que nos permitan agotar la transición pendiente desde antes del fin la tiranía trujillista y abrir cauce a un proceso de transformaciones  progresistas. Nadie objetó los lineamientos básicos del programa, ni la idea de unir las fuerzas políticas para el cambio. Pero a poco andar comenzaron a surgir los peros y los pretextos y esa anhelada unidad amplia de todas las fuerzas políticas de la oposición ahora está en veremos. Una vez más se soltó Concho Primo, aunque ahora con saco y corbata. Unos cuantos pensaron en sus propios intereses y la mentalidad de conuco, presente hasta en algunos que dicen ser alternativos, pudo más que el clamoroso llamado de la causa democrática.

Y vaya usted a saber cuáles son los argumentos para negarse a la alianza. Aquí hay un dirigente que dijo que instalaría una mesa para procurar una alianza opositora. Pasó el tiempo, nunca lo hizo, la Coalición le ahorró el trabajo, instaló la mesa y lo invitó. Inútilmente, porque él prefiere ser candidato presidencial de su propia parcela, aunque para llegar al uno por ciento en las elecciones ha tenido que ser candidato presidencial en tres procesos consecutivos.

Pero no nos vamos a cansar por eso y vamos a seguir trabajando con los partidos que se mantienen en el diálogo unitario y sobre todo en el seno del pueblo, como acabamos de hacerlo en Puerto Plata,  por forjar desde el pueblo una voluntad nacional de cambio que es lo decisivo. Esa voluntad de cambio de un pueblo hastiado, que hizo posible el fin de la dictadura de los doce años, sin que los partidos formaran ninguna alianza. Pero eso se lo contaré luego.