Hace 30 años un amigo me comento que se mudo para Dallas, Texas. Al llegar a esa ciudad, subió a un autobús a centro de la ciudad. Se subió un Sacerdote al sentarse vio que el chofer le había dado 25 de más en el cambio. Mientras consideraba qué hacer, pensó para sí mismo.
¡Bah!, olvídalo, solo son 25 centavos ¿Quién se va a preocuparse por poca cantidad? Acéptalo como un regalo de Dios.
Pero cuando llego a su parada y pensando de nuevo, decidió darle al conductor diciéndole: Me dio de más, el conductor, con una sonrisa respondió. Sé que usted el nuevo sacerdote que llegó al pueblo. Estaba pensando regresar a la iglesia y quería saber haría usted si yo le daba cambio de más.
Llegando a su ´parada. Se bajó el sacerdote sacudido por dentro: ¡Oh, Dios mío!, por te vendo por 25 centavos.
Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.