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¿Por qué a veces es bueno que los niños se porten mal?

“Cuando los niños son respetuosos, complacientes y obedientes con los adultos, con frecuencia es porque les tienen miedo a esos adultos. No es una coincidencia que la gente que presume lo bien portados que son sus hijos muchas veces es la misma que dice cosas como: “Más vale una nalgada a tiempo que un delincuente en la cárcel”, añadió.

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Redacción.- En últimas generaciones, siempre dicen que los niños sabían qué lugar les correspondía y respetaban a sus mayores.

Se ha vertido mucha tinta sobre el cambio en años recientes a una crianza más intensiva y centrada en los niños, y una consecuencia es que ahora muchos padres son menos propensos a ladrar órdenes y castigar a sus hijos. Es más probable que sean empáticos y dialoguen. Gracias a esto, muchos niños de hoy se sienten más cómodos con los adultos y están más dispuestos a retarlos y contestarles cuando sienten el impulso de hacerlo.

”Esto se puede manifestar en una actitud más asertiva y contestataria de los niños, quizá sean más pendencieros, y creo que el reto es no interpretar eso como algo malo, sino como un proceso importante y necesario”, explica Emily Loeb, psicóloga de la Universidad de Virginia que estudia cómo la crianza influye en el desarrollo de los niños. Cuando los niños se sienten seguros y queridos, son más capaces de “encontrar su voz y descubrir el mundo por sí mismos”,comentó.

“Cuando los niños son respetuosos, complacientes y obedientes con los adultos, con frecuencia es porque les tienen miedo a esos adultos. No es una coincidencia que la gente que presume lo bien portados que son sus hijos muchas veces es la misma que dice cosas como: “Más vale una nalgada a tiempo que un delincuente en la cárcel”, añadió.

La crianza autoritaria y basada en el miedo esa en la que los padres son extremadamente estrictos, castigan con dureza a sus hijos por ser desafiantes. Los hijos de padres autoritarios corren mayor riesgo de sufrir ansiedad y depresión, presentan un comportamiento más disruptivo; además, tienen más probabilidades que otros niños de tener una baja autoestima, según han encontrado varios estudios.

Un estudio descubrió que los adolescentes cuyos padres utilizaban la consideración positiva condicional decían sentirse más resentidos hacia sus padres y estaban menos comprometidos con los estudios y regulaban menos sus emociones en comparación con los adolescentes cuyos padres les apoyaban de manera incondicional.

Uno de los estudios más recientes de Loeb, que observó a hijos de 13 a 32 años, descubrió que los niños cuyos padres eran psicológicamente controladores tenían menos éxito en el ámbito académico y eran menos queridos por sus compañeros en la adolescencia, en comparación con los niños cuyos padres no eran psicológicamente controladores.

En la edad adulta, también era menos probable que mantuvieran relaciones sentimentales sanas. Otras investigaciones han relacionado el control psicológico parental con un comportamiento antisocial y ansiedad en niños.

Esto no quiere decir que los niños no necesiten reglas, límites o consecuencias. La que se conoce como crianza “permisiva” también puede presentar problemas y se ha relacionado con egocentrismo y deficiencias en el control de impulsos en los niños. Los límites y las reglas son cruciales para un desarrollo saludable, dice. Pero los padres no necesitan manipular el sentido de identidad de sus hijos ni castigarlos con dureza para mantenerlos.

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