Redacción externa.- Mientras que para algunos la puntualidad es casi un don innato, para otros supone un verdadero desafío. ¿Qué es lo que hace que algunas personas pierdan los vuelos, lleguen a la boda cuando los novios ya salieron de la iglesia y sigan sus vidas en un círculo vicioso de impuntualidades, excusas y disculpas.
¿Por qué algunas personas siempre llegan tarde?. La doctora Elsa Wolfberg, médica psiquiatra y psicoanalista indicó que: “Las personas que siempre llegan tarde no saben respetar los acuerdos, no consensúan, siguen a su propio ritmo sin considerar que tienen un compromiso con la otra persona. Son más egocéntricas posiblemente, más ‘chantas’ en realidad porque les da lo mismo esto o aquello, tienen un funcionamiento individualista que desconoce al otro”.
Por otro lado, la licenciada María Carolina Palavezzatti, psicóloga, docente de grado y posgrado de la Fundación Aiglé, explicó a Infobae que pueden ser varias la razones de la impuntualidad: “Aspectos de nuestra personalidad (como la baja escrupulosidad) o cuestiones vinculadas a la motivación (las pocas ganas). Ambas pueden explicar las demoras. Pero muy frecuentemente las personas que llegan tarde lo hacen porque subestiman el tiempo. El culpable de llegar tarde parece ser nuestro sesgo de estimación del tiempo”.
Elsa Wolfberg especificó que existen dos perfiles del impuntual: “En primer lugar, no tiene en cuenta que llegar a tiempo es hacer un don de sus propios aportes, no valora celebrar un encuentro o comunicar determinadas cosas que pueden tener importancia. Cree que esté o no esté es más o menos lo mismo, es un tema de subestimación de la propia persona”.
Por otro lado, están las personas que se sobreestiman. “Tienen un perfil narcisista donde lo propio es tan preponderante que lo del otro no tiene visibilidad para ellos. En ambos casos se equivocan, obviamente, y en ambos casos se ignora a la otra persona”, destacó la doctora Wolfberg.
Otro factor que influye en la tendencia a llegar tarde es el sesgo de optimismo, señaló Palavezzatti. “Es planificar teniendo en mente el mejor de los casos en lugar del más probable. Nuestro optimismo nos lleva a creer que es poco probable que nos encontremos con problemas que provoquen retrasos. Y somos propensos a ignorar cualquier dato histórico que demuestre que el mejor de los casos es poco probable. Incluso si antes hemos llegado tarde, este sesgo nos orienta a creer que el futuro será mejor que el pasado. En relación a la falacia de la planificación, es la creencia de que las cosas que hagamos en el futuro no tardarán tanto como las pasadas”.
Distintos tipos de impuntuales
Palavezzatti indicó que para llegar donde se necesita estar en el momento adecuado, se debe mantener el reloj interno en óptimas condiciones. “Antes de empezar una tarea las personas solemos hacer una aproximación del tiempo que nos llevará (cuánto voy a tardar en llegar a las 13 horas a la oficina, por ejemplo). Muchas veces tendemos a subestimar el tiempo que nos va a llevar esa tarea. La falacia de la planificación (término acuñado por Daniel Kahneman y Amos Tversky) define nuestra tendencia a no medir bien la cantidad de tiempo que llevará completar una tarea”.
Sobre esta línea, Diana Delonzor, autora del libro “Nunca llegues tarde de nuevo” (“Never Be Late Again”), realizó una investigación para estudiar la singular disparidad que existe en la percepción del tiempo entre las personas. Los participantes debían leer el pasaje de un libro y parar cuando ellos considerasen que habían pasado 60 segundos. Como era de esperar, los resultados fueron muy desiguales. De acuerdo a estos estudios categorizó dos tipos de impuntuales:
Para DeLonzor, los puntuales, que siempre llegan a la hora, tienen más autocontrol que los demás y una mejor percepción del tiempo, según sus investigaciones.
“Son más cautos y suelen imaginarse los peores escenarios por eso necesitan el tiempo suficiente para solucionar los problemas que puedan aparecer”. También aseguró que tienden a procrastinar menos, o sea, a no aplazar las cosas.
Las consecuencias de la impuntualidad
Una incógnita que suele plantear el impuntual es ¿por qué, aunque llegó tarde, se enoja cuando se le hace el reclamo y no “registra” la pérdida de tiempo que sufre el otro?
Explicó Wolfberg: “Sabemos que el tiempo es un bien no renovable, entonces mal usar el propio o el ajeno es derrocharlo y estas personas no lo registran, precisamente porque están solo pendientes de sus necesidades y prioridades e ignoran al otro. Les pasa algo que en psicoanálisis actual se llama ‘no mentalizan’, o sea, no tienen en cuenta que la otra persona también tiene una mente y una organización que puede no ser la misma que las de ellas”.
Para Carolina Palavezzatti: “Llegar tarde a las reuniones en el lugar de trabajo es una de esas transgresiones sociales comunes que se asocian con conflictos interpersonales. Los resultados de investigación sugieren que el tipo de explicación que proporciona una llegada tardía (ya sea que implique una causa controlable o incontrolable) puede afectar en gran medida la forma en que otros responden a la transgresión”.
Y continuó: “Las personas consideran que quien habitualmente llega tarde tiene peor desempeño en el trabajo que la persona que rara vez lo hace. Las disculpas son más beneficiosas cuando se combinan con una excusa y, de hecho, una excusa solo parece resultar efectiva cuando se combina con una disculpa”, explicó la psicóloga.
Y las relaciones amorosas también se afectan por la impuntualidad.
“Sentirse herido está determinado no sólo por la impuntualidad de la pareja, sino también por la forma en la que la pareja puntual interpreta el retraso del otro. El tiempo y la puntualidad, parecen ser muy valiosos para generar nuevas experiencias románticas; por lo tanto, no resulta recomendable llegar tarde a las citas al inicio de una relación”, aconsejó la psicóloga.
Cómo entrenar la puntualidad
Según Wolfberg, “para corregir la impuntualidad hay que tener en cuenta lo pactado, lo convenido, y considerar que esa otra persona a quien le llegamos tarde puede valorar cada minuto de su vida de una manera diferente”.
Y añadió: “Es importante hacer respetar, aclararle a la persona impuntual que una cita es un consenso, un trato y también ayudarla a valorar que en ese tiempo que no se está usando para ir al encuentro es un momento valioso de intercambio, de comunicación, de cercanía, de compartir. Es bueno que se les despierten expectativas a los impuntuales que cada encuentro puede contener una experiencia significativa pequeña o grande de cierta emoción y cierta gratificación de estar con un prójimo”, resumió Wolfberg.
La psicóloga Palavezzatti brindó estas estrategias para mejorar la puntualidad: