Redacción.- La llegada de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi a Taiwán, considerada por China como la «isla rebelde», aumenta las tensiones entre las dos principales potencias económicas del mundo, Estados Unidos y China
Pelosi desafió a China al aterrizar en Taiwán como parte de su gira por Asia, y en medio de las reiteradas amenazas de China por el viaje, que dijo que algunos políticos de Estados Unidos «jugaban con fuego», siendo esta la primera vez en 25 años que un presidente de la Cámara de Representantes visita la isla.
Tras su llegada, Pelosi emitió un comunicado en el que negó que su visita vaya en contra de la política internacional de su país y dijo que muestra el «compromiso inquebrantable» de Washington con Taipei, capital de Taiwán.
Cada gesto de Washington hacia Taipei recibe regularmente una reacción de Pekín, y este año ha habido muchos: el último ocurrió la semana pasada, cuando se conocieron las intenciones de Pelosi de viajar a Taiwán.
El conflicto consiste en que la República Popular China tiene control sobre la China continental, mientras que Taiwán tiene control sobre la isla de Taiwán, el archipiélago de Penghu y las islas menores Kinmen y Matsu, y cada gobierno reclama la soberanía sobre toda «China».
En pocas palabras, ambos países están de acuerdo en que exista una sola China, pero discrepan en quien es la autoridad legítima desde 1949, cuando las fuerzas comunistas de Mao Zedong triunfaron en la guerra civil contra los nacionalistas de Chiang Kai-shek, que se exiliaron en la isla de Taiwán.
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