SANTO DOMINGO.- En nuestro país, cada año cientos de niños quedan marcados para toda la vida por la ingesta accidental de desgrasantes y potentes limpiadores que usamos de manera habitual en nuestros hogares.
La ingesta de cáusticos en la edad pediátrica es un problema grave que produce lesiones progresivas y devastadoras en el esófago y el estómago.
Según datos de los principales hospitales infantiles del país, esta acción representa alrededor de un 5% de todos los accidentes domésticos que atienden y ponen en peligro la vida de los menores, dejando secuelas físicas y psicológicas, pero también generando gastos exorbitantes, en muchos casos insostenibles para las familias y el estado.
¿Cómo cambia la vida de un niño afectado por estos desgrasantes?
¿Por qué es tan frecuente su ingesta accidental?
Y ¿qué se puede hacer para prevenirlo?
Estefany de la Cruz, madre, narra que al “niño no se le puede quitar la mirada cinco segundos, uno tiene que estar encima de él, pegado de él el día entero, porque como tiene el esófago cerrado, es la baba de él que produce la saliva al que aspirarlo. Y eso si se lo dejan. Puede bronco aspirar también la neumonía que tiene todo eso que aspira a siempre”.
Así transcurren los días de Estefany de la Cruz desde noviembre del año pasado, cuando su hijo de un año ingirió accidentalmente un líquido tóxico.
El hecho le cambió su vida.
De la Cruz dice que cuando se dio cuenta, su pequeño Enger ya había ingerido un desengrasante.
En cuestión de minutos, las lesiones eran visibles, un cuadro desgarrador.
El diagnóstico médico: Ingesta de productos cáusticos.
El doctor Robert de la Cruz, coordinador del departamento de gastroenterología y endoscopia pediátrica del hospital Robert Reid Cabral, explica que la ingesta de ese tipo de agentes cáusticos resulta en lesiones severas, especialmente en el esófago, la faringe, la laringe y la boca, que a menudo conducen a efectos adversos en el tracto gastrointestinal y respiratorio, inclusive puede llevar a la muerte.
La ingesta accidental de líquidos tóxicos llega a ser tan frecuente, que los hospitales pediátricos Robert Reid Cabral y Hugo Mendoza en la zona metropolitana reciben en conjunto uno 300 niños cada año por esa causa.
La doctora Idelsa Polanco es encargada de Gastroenterología del Hospital Hugo Mendoza,
El grupo más vulnerable dice corresponde a niños en edad preescolar.
El peligro asegura se incrementa debido a que, por la ignorancia de la población sobre los efectos nocivos, estas sustancias de uso común en los hogares quedan muchas veces al alcance de los menores.
El haber usado un envase de medicina para guardar un desgrasante fue un grave error que Bianca Abad Mateo reconoce le ha costado a su pequeña dos años de lágrimas y sufrimiento.
Actualmente su hija Scarlet es evaluada para una posible cirugía de esófago en el Hospital Hugo Mendoza.
Esa misma preocupación invade a Estefany de la Cruz, cuyo hijo permaneció dos meses en cuidados intensivos debido a las graves secuelas de aquel sorbo tóxico. Dichas secuelas incluyen alimentarlo por un tubo.
La ingesta accidental de productos cáusticos cambia la vida del niño y la de toda su familia, pero no solo en el plano de la salud física y psicológica, sino también en el aspecto económico.
Nemencia Torres y su hija Maite de 10 años han lidiado los últimos ocho años con las devastadoras secuelas de la ingesta del potente líquido.
Madre e hija no pueden contener las lágrimas al recordar el calvario que han vivido.
Lo que describe es una estenosis esofágica, como se conoce el estrechamiento del conducto que va de la boca al estómago, limitando el paso de la comida, y que afecta un 50 por ciento de los niños que ingieren alguna sustancia caustica.
Esta condición, obliga a Nemencia y a su hija a trasladarse frecuentemente de la provincia Sánchez Ramírez al hospital Hugo Mendoza para continuar con el tratamiento.
La dilatación esofágica a la que se refiere es un procedimiento que le permite ensanchar el área afectada de su esófago, así como una endoscopia con sedantes.
Además de las secuelas físicas y psicológicas en los niños afectados y en sus padres, estos accidentes también imponen una carga económica para la familia, que debe financiar los prolongados tratamientos médicos.
La facilidad para adquirir soluciones y ácidos para su uso en el hogar, así como la introducción en el mercado de nuevos y potentes limpiadores alcalinos concentrados, ha resultado en un aumento de la frecuencia de las esofagitis corrosivas.
Muchos de estos limpiadores se fabrican en patios y se venden a granel, lo que dificulta aún más su control.
De esta forma Johanna, de apenas año y medio, ingirió el desgrasante. Para su madre Keila Santana esto fue un llamado de alerta.
La gastroenteróloga pediátrica Airam Thomas explica existen unas 500 sustancias tóxicas en promedio que están (o se usan) en el hogar y la mayoría está en la cocina sin un almacenamiento adecuado.
La ingestión de cáusticos constituye un problema frecuente y serio, en su mayoría de origen accidental, afecta principalmente a menores de 5 años y el desgrasante es el principal agente involucrado, pese a los métodos médicos exitosos en muchos casos, el mejor tratamiento es la prevención.