REDACCIÓN.- Los premios Nobel de Economía Daron Acemoglu, James Robinson y Simon Johnson abordaron el complejo enigma de la pobreza en Haití y su contraste con la República Dominicana. Los expertos, célebres por su investigación sobre el rol de las instituciones en el desarrollo económico, señalaron que, aunque en 1960 ambos países compartían niveles de vida similares, hoy Haití apenas alcanza un 13% del PIB per cápita dominicano.
El rol de las instituciones extractivas: un legado histórico
Acemoglu y Robinson argumentan que la raíz de la pobreza haitiana está en sus instituciones. Su investigación revela que las estructuras creadas durante la colonia francesa fueron excepcionalmente extractivas: la economía haitiana se sustentaba en la explotación extrema de la mayoría esclavizada, con un sistema basado en el terror. Tras la independencia en 1804, Haití mantuvo instituciones de tipo extractivo, utilizadas ahora por una élite haitiana para explotar a la población.
A diferencia de Haití, donde la independencia derivó en una militarización excesiva y en la imposición de gravosos pagos de deuda a Francia, República Dominicana pasó por un proceso de institucionalización que, aunque imperfecto, promovió una transición hacia instituciones políticas más inclusivas tras el fin de la dictadura de Trujillo en 1961.
Factores geográficos y sociales: el enfoque de Jared Diamond
Los economistas también examinaron otros factores, como las teorías del geógrafo Jared Diamond, quien atribuye parte de la pobreza de Haití a su geografía menos favorable. Según Diamond, las montañas del lado dominicano bloquean las lluvias y generan una mayor erosión en Haití, donde las prácticas agrícolas intensivas aceleraron la deforestación y degradaron el suelo.
La construcción de instituciones inclusivas: un factor clave
Acemoglu y Robinson destacan que el éxito de la República Dominicana radica en que sus líderes lograron construir, tras la era de Trujillo, instituciones más inclusivas que facilitaban la participación económica y política. Estas instituciones impulsaron una estabilidad que Haití nunca alcanzó. Durante los regímenes de Duvalier, la represión de los “tonton macoutes” eliminó cualquier posibilidad de una clase media próspera, consolidando la explotación de la población.
Una economía bloqueada por la corrupción y la dependencia de la ayuda internacional
En Haití, el débil Estado y la corrupción han sido factores limitantes, agravados por la dependencia en ayuda externa y una proliferación de ONG que, según el brasileño Ricardo Seitenfus, mantienen un “vínculo perverso” con la fragilidad estatal. La comunidad internacional ha intentado intervenir, pero sus esfuerzos rara vez han derivado en un fortalecimiento institucional o en un desarrollo sostenible.
El reto institucional de Haití
La teoría de Acemoglu y Robinson sobre la importancia de las instituciones ofrece una explicación sólida para la divergencia económica entre Haití y la República Dominicana. Sin una transformación hacia instituciones inclusivas, advierten los premios Nobel, Haití continuará atrapado en un ciclo de pobreza e inestabilidad.