Santo Domingo.- Los pólenes son el terror para los alérgicos. Y en los últimos años, se está evidenciando una notoria variabilidad meteorológica, con acontecimientos diversos. Desde temperaturas variables, pasando por una amplitud térmica y hasta la presencia de vientos, el clima juega un rol esencial para las personas con alergias.
El calentamiento global, junto al efecto invernadero, produce un aumento de gases como el dióxido de carbono y el metano, lo que genera cambios en la temperatura e impacta en diversos fenómenos meteorológicos.
Asimismo, las consecuencias del cambio climático se reflejan en:
Estos eventos producen un gran impacto en la salud de cada una de las personas y empeorando las alergias.
Durante el proceso de fotosíntesis, que consiste en las reacciones celulares de las plantas para transformar la energía solar en energía química, las plantas absorben esos gases para alimentarse. De este modo, ayudan a combatir el cambio climático.
Sin embargo, cuando se acelera la fotosíntesis, también se agilizan las fases reproductivas de las plantas, como la floración, lo que incrementa la polinosis y la concentración de alérgenos. Esto, a su vez, promueve las crisis de rinitis alérgica, una afección que puede volverse insoportable para quienes la padecen
En el mundo, de acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud, se estima que hay entre 400 a 600 millones de personas que son alérgicas. Asimismo, se calcula que la mitad de la población será alérgica para el año 2050.
Asimismo, se cree que entre el 10 y el 40 % de la población mundial tiene rinitis alérgica. En nuestro país, la prevalencia de esta condición es de 20,5 o sea que, de cada 5 personas, 1 es alérgica, o 2 de cada 10 personas.
Las alergias se originan en el sistema inmunitario, encargado de defender al organismo ante la llegada de sustancias que desconoce, como los alérgenos. En las personas alérgicas, el sistema inmunitario confunde una sustancia inofensiva con un agente invasor y agresor, lo que desencadena la reacción.
Esas sustancias son las responsables, incluso, de empeorar el estado de personas que ya tienen un diagnóstico de rinosinusitis crónica, y algunas veces con poliposis.
Dentro de los alérgenos extradomiciliarios de esta estación, el principal protagonista es el plátano, un árbol de ramas abiertas y muy frondoso, que puede alcanzar entre 35 y 40 metros de altura. Posee una amplia copa, y sus pólenes abundan en el aire durante esta época
Es un árbol de sombra que se adapta muy bien a las condiciones medioambientales del entorno urbano, ya que no solo cuida el medio ambiente, sino que además amortiza los ruidos, y captura el dióxido de carbono (principal gas de efecto invernadero). Incluso, filtra gases contaminantes y mejorar la calidad del aire.
Sus pólenes se diseminan por el viento, un “medio de transporte” que les permite alcanzar varios metros de distancia. Al caer al suelo, el fruto se rompe por choque osmótico, liberando pólenes con sustancias bioactivas (azúcares, lípidos, hormonas) que se unen a las células inmunitarias y provocan la reacción alérgica al impactar en la mucosa nasal, conjuntival y oral. Este fenómeno desata síntomas molestos para los alérgicos, los cuales, en muchas oportunidades, son muy agresivos y reducen la calidad de vida.
Los principales consejos ante la llegada de los pólenes son:
El plátano hace muchísimos años que se encuentra en varias ciudades del país y se dice que fueron importados de Estados Unidos, durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, quien dio gran importancia a la urbanización y plantación de árboles exóticos.
En Buenos Aires hay cerca de 500 mil árboles en espacios públicos, de los cuales alrededor de 75 mil son plátanos.
Es importante remarcar que las personas alérgicas deben estar preparadas para la época de polinización, ya que las molestias solo afectan a quienes tienen antecedentes de alergia. Por ello, es esencial consultar a un médico y evitar la automedicación.