PRD sin rumbo

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La esperanza duró poco. Cuántos perredeístas se hicieron ilusiones tras la reunión entre Miguel Vargas e Hipólito Mejía, propiciada por el general retirado José Miguel Soto Jiménez. Pero como suele ocurrir en el Partido Blanco, los frutos de ese encuentro, que parecían ser la luz al final del túnel, se esfumaron antes los ojos de los que anhelan un acuerdo entre los líderes del partido de oposición mayoritario.

Durante años, el PRD ha venido enfrentado problemas internos. Esto no es nada nuevo, ahí está la historia. Recuerdo escuchar a un dirigente decirme que esa organización política no era más que el reflejo de la sociedad dominicana y que era un partido democrático, en donde existen estos “problemitas”, así mismo problemitas.

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Lo lamentable es que esos problemitas continúen discutiéndose públicamente cuando deberían dirimirse a lo interno del partido.  En este caso me refiero tanto al  Ingeniero Hipólito Mejía como al Ingeniero Miguel Vargas Maldonado, que cada semana nos dan otro capítulo de estreno de esta telenovela, que enfrenta y divide cada vez más al PRD.

Mejía y Vargas deben, de una vez por todas, entender que las instituciones políticas están por encima de los hombres y las mujeres.

Ambos deben entender que la democracia dominicana necesita un PRD que juegue su papel de oposición, legítima y organizada, para garantizar el buen desempeño del partido de gobierno, para recordarle al PLD que no está gobernando solo, y para cumplir con su función de contrapeso en el ejercicio del poder, cuestionar las políticas y las decisiones del gobierno, canalizar el descontento ciudadano y aportar soluciones constructivas.

Lamentablemente, con un partido sin rumbo, cumplir con estas funciones es casi imposible.