“¡Así me gusta; que en algunas ocasiones veas el vaso medio lleno!”, me escribe un entrañable amigo por lo que escribí ayer apoyando la regulación migratoria sin xenofobia, sin racismo, sin patriotismo barato. Sí, organizar la extranjería es vital para todo país, a lo que en realidad se oponen los traficantes y explotadores de la mano de obra haitiana, contrarios a la idea de que esto sea un verdadero Estado. Por lo que cabe preguntar: ¿Volverá a imponerse la impunidad, la corrupción rampante y demás lacras que frustran los mejores propósitos nacionales? ¿Los castigará, por fin, el Gobierno? (Eso es lo que importa).
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