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Procede un proceso destituyente

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Es claro que el PROCESO CONSTITUYENTE destinado superar una institucionalidad en descomposición, como la que impera en nuestro país, tiene una diversidad de factores, momentos y periodos: profundización de la crisis de lo constituido, democracia de calle en ascenso, creación y desarrollo del Poder Constituyente (conformado por todos los sujetos transformadores), ruptura o quiebra del poder establecido, régimen de transición hacia una ASAMBLEA CONTITUYENTE capaz de crear un nuevo orden constitucional y una nueva institucionalidad (Estado) basado en una nueva Constitución.

Esto, en nuestro caso, precisa reivindicar la Constitución de 1963 y la experiencia de poder popular de 1965, así como concebir el nuevo texto constitucional como creación colectiva que involucre a todos los movimientos sociales en lucha.

En esta entrega me parece pertinente profundizar la reflexión sobre la necesaria ruptura de este ordenamiento podrido, la ruta a seguir y la transición que inicie la construcción de un nuevo orden.

  • Un sistema electoral al servicio del poder constituido.

Cada vez más cuestionado, desacreditado y deslegitimado este régimen,  una cúpula política, empresarial y militar mafiosa sigue controlando  desde el Poder Ejecutivo todas las instituciones estatales y sigue asociada a la lumpen burguesía transnacional y local, y a una gran parte del sistema tradicional de partidos corrompidos; para así, desde la una dictadura constitucional, seguir imponiendo, a contrapelo de gran parte de la sociedad, un régimen de impunidad, que se ha reciclado periódicamente a través de mecanismos electorales funcionales al clientelismo, al soborno, a las trampas y al fraude.

Esta dictadura de nuevo tipo ha cerrado así toda posibilidad de  aceptar cambios significativos, aun muy limitados, en todo lo concerniente al control que ejerce  la cúpula peledeísta sobre las instituciones del Estado, incluido lo relativo a un sistema electoral a todas luces fraudulento.

Esta dictadura mafiosa muestra a cada su voluntad continuista al precio que sea, extendiendo a lo electoral su conducta delincuencial exhibida en  los 14 años que tiene gobernando y la ejerce sistemáticamente contra un bloque de partidos tradicionales de oposición cuyos componentes más importantes están corrompidos y divididos, mostrándose en cada coyuntura electoral  como fuerzas incapaces de protagonizar el cambio necesario. Ese reto le queda grande.

  • Necesidad de la vía extra-institucional.

Por tanto, se necesita asumir la determinación de destituir el gobierno y las instituciones corrompidas sustentadas en la Constitución del 2010 ejerciendo la democracia de calle y volcándola contra la dictadura institucionalizada.

Se impone desplegar las mayores energías en dirección a reemplazar esta institucionalidad, este poder constituido, esta Constitución del 2010; desplegando frontalmente  la lucha contra este gobierno y sus pretensiones continuistas mediante las movilizaciones y paralizaciones multitudinarias.

Esa es la ruta a seguir, posible de alcanzar por los grandes movimientos políticos sociales en expansión. Y de seguro útil aunque no se logren todas las metas propuestas en el plazo que resta para los comicios nacionales, porque evidentemente ayudaría a enfrentar el engendro que surja del 20-20 si las fuerzas del sistema logran imponer esos comicios.

Nada ha cambiado sobre el carácter de las votaciones desde los comicios del 2016 a los venideros, salvo que la JCE y el TSE tienen por dueño a Danilo y no a Leonel y que el régimen es aun más mafioso y no cede si no mientras no hay decisión de  quebrarlo. La peor decisión sería ayudar a legitimar el nuevo fraude que se cocina.

Procede, por tanto, completar esa determinación política con una opción o propuesta alternativa, que no puede ser otra que abrir las compuertas de un PROCESO CONSTITUYENTE que comience por construir Poder Constituyente a todo lo largo y ancho del país,  y que a su vez asuma la ruptura de esta institucionalidad putrefacta y la transición hacia una Asamblea Constituyente Popular y Soberana como medio para  remplazar este Estado en franco proceso de degradación y descomposición.

El carácter de esa transición, luego de la ruptura, estaría determinado por la correlación de fuerzas reflejada en el órgano provisional que coordine la convocatoria de la Asamblea Constituyente y al interior del pueblo movilizado actuando como poder paralelo.

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