Pruebas

La pésima calidad de la docencia puede corregirse con mejores maestros, no pasar de curso sin merecerlo, adecuación de contenidos, dotación de herramientas de enseñanza y recortar el poder de la ADP. No se trata de física cuántica…

Quien crea que eliminar las pruebas nacionales para medir la calidad de la enseñanza y aprendizaje en las escuelas y liceos, casi seguramente es fruto del mismo sistema maleado. Es como sugerir que no se hagan análisis de laboratorio a pacientes enfermos. Más importante que sacar buena o mala nota, sean autoridades, maestros o alumnos, es procurar que ir a la escuela no sea un ejercicio de futilidad. Debe cumplirse el proceso de instrucción y formación para dotar a niños y jóvenes del conocimiento, destrezas y competencias básicas para ser ciudadanos cabales. Las pruebas no son el problema; su fracaso es indicativo de la incapacidad de maestros y demás responsables, entre ellos su funesto sindicato enemigo de la educación. La pésima calidad de la docencia puede corregirse con mejores maestros, no pasar de curso sin merecerlo, adecuación de contenidos, dotación de herramientas de enseñanza y recortar el poder de la ADP. No se trata de física cuántica…