La frecuencia cardíaca de nuestro corazón refleja el número de veces que este se contrae. Su correcto funcionamiento permite que nuestros órganos trabajen adecuadamente obteniendo el oxígeno y nutrientes correspondientes. Por lo general, una frecuencia normal en reposo oscila entre 50 y 100 latidos por minuto (lpm), pudiendo aumentar durante la práctica de ejercicio.
Si para una ser humano la importancia de la frecuencia cardíaca determina su estado de salud, para cualquier ser vivo el ritmo de sus latidos refleja exactamente lo mismo, sus expectativas de vida.
En general los animales, según informa la Fundación Española del Corazón, presentan un mayor número de pulsaciones por minuto haciendo su vida más corta.
Por ejemplo, los ratones viven de uno a dos años con 500–600 latidos por minuto, las ballenas y elefantes con 20-30 lpm viven 60 años, mientras que el hombre y sus 70 lpm tiene una esperanza de vida actual superior a los 70 años.
En el caso de algunos animales domésticos, como el perro, su corazón late con un promedio de 144.000 veces al día a un ritmo de entre 70 y 120 veces por minuto.
Al igual que los humanos, las enfermedades cardíacas son un problema que amenaza a los canes, pues 1 de cada 10 perros padece una patología cardíaca.
¿Cómo saber si mi perro tiene problemas cardíacos?
Las cardiopatías en esta especie a veces no presenta síntomas visibles en primera instancia, o acaban apareciendo demasiado tarde.
Las revisiones veterinarias son la mejor forma de detectar a tiempo cualquier problema, siendo aconsejable hacerlas periódicamente a partir de los 5 años.
Lo que si podemos tener en cuenta para valorar el estado del corazón nuestro perro es la raza, edad e, incluso, el género.
Vigilando estos tres factores podemos adelantarnos a los problemas más comunes en los canes: la enfermedad de la válvula mitral y la cardiomiopatía dilatada.
Enfermedad de la Válvula Mitral
Esta cardiopatía se caracteriza porque las válvulas del corazón que separan aurículas y ventrículos se engrosan alterando su morfología normal y dificultando su buen funcionamiento.
Es decir, como la cavidad no cierra de forma hermética la sangre puede volver a salir retrocediendo en la dirección equivocada. De esta forma el corazón hace un mayor esfuerzo para que el organismo siga trabajando correctamente.
Los síntomas que provoca esta enfermedad no se ven hasta una última fase donde aparece la fatiga, la intolerancia al ejercicio o la tos. En ese momento el paciente entra en insuficiencia cardíaca.
Para identificar cuanto antes este problema, debemos tener en cuenta que las razas mas comunes a sufrir dicha patología son aquellas que pesan menos de 20 kilos y que tienen entre 5 y 8 años.
En cuanto a la raza, la enfermedad de válvula mitral afecta a todas las razas de perros, incluidas las cruzadas, siendo mas propensas las Cavalier King Charles, Caniche, Yorkshire terrier, Teckel, Bichón, Shi-Tzu, Schnauzer mini, Pomerania, Jack Russell, Fox Terrier.
La veterinaria Raquel Alonso, de Boehringer Ingelheim, aconseja que si “se detecta y se comienza a tratar la enfermedad con fármacos adecuados antes de que aparezcan síntomas, se prologa esta fase asintomática 15 meses”.
La veterinaria recomienda que para las razas medianas y pequeñas las revisiones se hagan a partir de los 5 años y “en el caso de que su corazón haya comenzado a agrandarse”, lo mejor es empezar con el tratamiento para aumentar la vida del perro.
Cardiomiopatía Dilatada
Este problema provoca que el músculo cardíaco se debilite y agrande debido al estiramiento y adelgazamiento de las paredes del corazón.
El músculo se daña y la sangre no se bombea con normalidad al cuerpo pudiendo derivar en muerte súbita por taquicardia o fibrilación si no se diagnostica a tiempo.
“Es muy importante su detección y tratamiento antes que se observen los primeros síntomas, por lo que los chequeos cardíacos en estas razas grandes a partir de los 4 años de edad son esenciales para comenzar a tratar a tiempo”, afirma la veterinaria.
Las razas más propensas a sufrir cardiomiopatía son Doberman, Boxer, Lobero irlandés, Gran Danés, Labrador, Golden Retriever, Pastor Alemán y San Bernando, entre otras.
Para evitar todos estas patologías, una simple revisión con un estetoscopio puede detectar síntomas que determinen el diagnóstico.
Un soplo o ruido anormal llevará a hacer una radiografía de tórax o ecografía, siendo posible así salvar la vida de nuestra mascota.