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Batalla Electoral 2024

Pues de eso se trata

Y sin perder ese horizonte, fijar posición ante el desafío del momento, sin evadirse en nombre de fórmulas generales, sin sacrificar lo máximo, pero buscando lo alcanzable, un cambio político en busca de aire fresco, no para conformarnos con eso, ni para extenderle un cheque en blanco a un nuevo gobierno, sino para continuar la batalla más allá del episodio del cinco de julio, y levantar más alto y con más vigor un programa de demandas y reformas políticas que nos sigan acercando a las metas finales que en ningún momento deben comprometerse. De eso se trata.

Rafael Chaljub Mejía

Lo más cómodo es asumir, en nombre de la izquierda, de la revolución y el socialismo, ese discurso apegado a consignas y fórmulas generales, de esas que son correctas en toda circunstancia, para rehuir la responsabilidad de fijar posición y actuar ante los hechos que la vida real, el discurrir del movimiento y la lucha de clases plantean.

Cuál es el caso? La vida nacional está marcada por el dominio avasallante de un partido que desde el poder, ha implantado su dominio por casi veinte años y generado un pesado estancamiento político. Como en las aguas estancadas no crece lo bueno, una izquierda que venía débil desde antes, ha venido debilitándose aún más y para recuperarse le resulta indispensable un cambio, que el país se mueva políticamente y se cree un clima menos inhóspito que el actual.

En pos de ese cambio bien vale la pena hacer compromisos con quienes pueden posibilitarlo. Algunos desde la izquierda lo rechazan en nombre de que lo que va es luchar por la revolución y el socialismo, como si lo que estuviera a la orden del día fueran esos objetivos supremos y no tratar de avanzar un paso para seguir marchando hacia esas metas.

Es cierta la mala experiencia de algunos grupos y cuadros de izquierda que cuando hacen algún compromiso con fuerzas del sistema, especialmente en medio de campañas electorales, se olvidan de sus objetivos supremos y lo sacrifican todo por lo inmediato. Esa inconsecuencia hay que condenarla.

Pero ahora de lo que se trata es ser consecuente con los principios, pero flexible en la táctica. Ser consistente en la convicción de que nuestro norte en esta fase histórica del proceso es llevar a feliz término la Revolución democrática, nacional y anti imperialista aún pendiente de realización.

Y sin perder ese horizonte, fijar posición ante el desafío del momento, sin evadirse en nombre de fórmulas generales, sin sacrificar lo máximo, pero buscando lo alcanzable, un cambio político en busca de aire fresco, no para conformarnos con eso, ni para extenderle un cheque en blanco a un nuevo gobierno, sino para continuar la batalla más allá del episodio del cinco de julio, y levantar más alto y con más vigor un programa de demandas y reformas políticas que nos sigan acercando a las metas finales que en ningún momento deben comprometerse. De eso se trata.

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