A los 51 años de aquel promisorio Abril transformador y de la brutal y progresiva invasión estadounidense que lo bloqueó, la variada decadencia del producto político dominante que generó esa contrarrevolución presenta variadas manifestaciones. Una es el degradado debate presidencial.
Me refiero a las presentaciones televisivas sin Danilo, candidato del gobierno continuista. Con candidatos/as de una oposición electoralista dispersa, no por diferencias esenciales, sino por ambiciones y principalías. Con no pocas de sus partes corrompidas y otras -cuando no cómplices del desastre- tímidas para enfrentar las raíces de los males… aspirantes a regentear la decadencia.
Una “oposición” que no impugna la dominación, que acepta “árbitros” y mecanismo electorales bajo absoluto control del contrario. Que se limita a demandarle al sistema “pendejaditas” o a hacerle el juego a la farsa. Que ha renunciado a la democracia de calles, democracia de pueblo. Que ni subvierte institucionalidad degradada ni debate cómo hacerlo.
Una oposición cuyos componentes fraccionados -que salvo en los maquillados gazapos neonazis del “vinchismo”, los fundamentalismos religiosos cooptados o fingidos, y algunas diversidad de trayectorias políticas y éticas- se parecen entre sí en conceptos, propuestas programáticas e ideas vertidas.
El conjunto se exhibe como pro-capitalistas, pro-empresa privada, respetuoso de CONEP y CAMARA AMERICANA. Ninguno/a antiimperialista (salvo los disfraces de las exposiciones racistas anti-haitianas de Pelegrín). Nadie habló de nacionalizaciones, ni de reforma agraria, ni de impugnar la Constitución del 2010 (neoliberal, autoritaria, base de la nueva dictadura). Ningún compromiso claro con una Constituyente para cambiarlo todo, dado que entienden que el Estado carcomido y su degradada Justicia a lo sumo merecen inciertos remiendos.
En sus labios aparece la anticorrupción, solo que en muchos de ellos -por culpabilidad directa o por acompañarla- no es creíble lo expresado. Su anti-neoliberalismo es tan tenue como el de Danilo. Nada de desprivatizar lo privatizado, ni socializar, cero economía solidaria. El latifundio estuvo tan ausente como la agobiante, por empobrecedora, concentración de la propiedad y la catástrofe ambiental. La Barrick, FALCONDO, las GOLD y el fracatán concesiones destructivas no parece conmoverlos/as. La usura de los bancos fue silenciada. Prefirieron temas lights y la corrupción ajena, tema en que solo AP tiene méritos bien ganados.
Presentaciones estructuradas por el gran capital, con temas, métodos y preguntas diseñadas para no confrontar los pilares del sistema y desestimular transformaciones profundas, en un escenario infectado e incapaz de generar discusiones nodales. Pero si razones para sustentar la CONSTITUYENTE POPULAR Y SOBERANA como candidata necesaria y pertinente