REDACCIÓN. – El informe de la Universidad Estatal de Colorado (CSU), proyecta una temporada de huracanes 2025 por encima del promedio en el Atlántico, con un impacto significativo en el Caribe. Las condiciones climáticas actuales, como el fenómeno de La Niña y las temperaturas oceánicas cálidas, son factores clave que aumentan la probabilidad de huracanes intensos en la región.
A continuación, se detallan las proyecciones y las razones detrás de este pronóstico.
Según el informe, se esperan: 17 tormentas nombradas (promedio histórico: 14.4); 9 huracanes (promedio: 7.2), de los cuales 4 serán mayores (categoría 3-5); Energía Ciclónica Acumulada (ACE): 155, superior al promedio de 123.
Se proyecta un 56% de probabilidad de que al menos un huracán mayor (categoría 3-5) afecte la región caribeña (10–20°N, 88–60°W), frente a un promedio histórico del 47%.
Los factores que favorecen una temporada activa pasan por las condiciones de La Niña y Neutralidad ENSO. Aunque La Niña actual podría debilitarse hacia una fase neutral del ENSO (El Niño-Oscilación del Sur), persiste la incertidumbre sobre su evolución. La neutralidad ENSO o un posible regreso de La Niña reducen la cizalladura del viento en el Atlántico, facilitando la formación e intensificación de huracanes.
El Atlántico tropical y subtropical registra temperaturas más altas de lo normal, especialmente en el este y el Caribe. Estas aguas cálidas proporcionan energía adicional para el desarrollo de tormentas.
Además, se espera baja presión y débil cizalladura. Los vientos alisios más débiles y la menor presión atmosférica en el Atlántico tropical crean un ambiente propicio para la actividad ciclónica.
El Caribe es una de las regiones más vulnerables debido a una mayor probabilidad de huracanes intensos. El 56% de probabilidad de un huracán mayor supera el promedio histórico, lo que aumenta el riesgo de daños catastróficos.
Hay una preparación insuficiente. Muchas islas caribeñas carecen de infraestructura resiliente, lo que las hace más susceptibles a impactos económicos y humanitarios.
Los efectos en el turismo y la economía podrían ser catastróficos. La temporada activa podría afectar la industria turística, vital para la región, especialmente si los huracanes coinciden con la alta temporada.
Preparación Temprana: Los gobiernos y comunidades deben reforzar planes de evacuación, almacenar suministros y actualizar protocolos de emergencia.
Monitoreo Continuo: Aunque el pronóstico es útil, la trayectoria exacta de los huracanes solo puede predecirse a corto plazo. Es crucial seguir las actualizaciones meteorológicas.
Inversión en Resiliencia: Mejorar la infraestructura y los sistemas de alerta temprana puede mitigar los efectos a largo plazo.
El pronóstico de CSU subraya la necesidad de estar alerta en el Caribe ante una temporada 2025 potencialmente destructiva.
La combinación de aguas cálidas y condiciones atmosféricas favorables exige acciones proactivas para proteger vidas y economías.
Mientras la ciencia avanza en predicciones estacionales, la preparación sigue siendo la mejor herramienta para enfrentar estos fenómenos.
La CSU emitirá revisiones el 11 de junio, 9 de julio y 6 de agosto, ajustando las proyecciones según la evolución de las condiciones climáticas.