Redacción internacional.- Numerosos estudios dan cuenta de los beneficios que brindan, para la salud mental, tener animales de compañía en casa. Y en esa línea, en los últimos tiempos se multiplicaron las terapias asistidas con animales, intervención dentro del tratamiento de diferentes condiciones relacionadas con la salud, que incorpora a los animales para potenciar el bienestar en función de las necesidades de cada persona.
El objetivo suele ser la mejora de funciones físicas, cognitivas, emocionales y sociales de quienes recurren a este tipo de tratamiento.
Ese es el caso de la canoterapia, que se vale de los perros para llevar a cabo esta tarea.
“La terapia asistida con perros es un tipo de intervención realizada con especialistas de la salud y asociaciones que se dedican a entrenar y preparar a los animales para esta tarea”, comenzó a explicar consultada por Infobae la licenciada en gerontología Graciela Spinelli, responsable del Departamento de Gerontología y Admisión del Hogar Los Pinos. En este lugar, desde principio de este año, aplican esta terapia, tanto con los adultos mayores residentes como con quienes se acercan al Centro de Rehabilitación Los Pinos -ambos en El Talar de Pacheco-, para la recuperación de su motricidad perdida por distintos motivos.
Y tras señalar que “la canoterapia, como terapia asistida, persigue el objetivo de crear un vínculo entre la persona y el animal, que ayude a su proceso de recuperación o tratamiento”, la especialista aclaró que “no está indicada especialmente para una enfermedad, pero se ven grandes beneficios en aquellas patologías en las que las personas se encuentran en estado de fragilidad, vulnerabilidad o indefensión”.
“Está indicada para todas aquellas personas que de alguna u otra manera conecten con los animales desde un lugar de placer y satisfacción”, destacó. Al tiempo que reconoció que “es sabido que hay quién puede no ser adepto a los animales”.
Consultada sobre cómo decidieron sumar esta experiencia para sus pacientes, Spinelli contó que “dentro de las actividades que se brindaban tanto a los residentes del hogar como a los pacientes del centro se buscó agregar algo innovador, que los motive”. “Y una de las cosas que sabemos, es que los animales de compañía son muy importantes para las personas. Incluso, es una de las cosas que más extrañan los adultos mayores cuando dejan su casa”, amplió. Así fue que conocieron los beneficios de la canoterapia, y la pusieron en práctica.
En la experiencia del hogar y clínica de rehabilitación Los Pinos, se contactaron con la Asociación Caral, una asociación que desde 2010 se dedica al adiestramiento de animales con fines terapéuticos y comenzaron a trabajar centralmente con perros de las razas Schnauzer mini y boyero de Berna, a quienes “adiestran desde que nacen, en base al temperamento del animal, para esta tarea”.
“Los perros vienen dos veces por semana con sus entrenadores y adiestrador para hacer ciertas actividades, que pueden ser desde el simple contacto físico, que por sí solo ya cambia el humor de las personas, hasta hacer caminatas con correa, en las que los animales si bien van por delante nunca corren y siguen el ritmo de la persona”, precisó la gerontóloga. Y agregó: “Para que las personas que tienen restringida su movilidad puedan tener contacto con los animales, éstos usan botitas si tienen que subir a las camas de alguien que está postrado o bien una escalerita para acceder a la falda de quien permanece en una silla de ruedas”.
Además, contó que “algunas personas se sacan el calzado y acarician al animal sobre el lomo con sus pies, y también realizan actividades con juguetes de goma especiales para que las personas trabajen su motricidad fina mientras el animal juega”. “Está comprobado que tener actividades agradables y conectadas con las emociones genera en las personas la liberación de oxitocina, una hormona relacionada con el placer, que colabora en la disminución del dolor físico, el estrés, y disminuye la presión arterial, entre otros beneficios”, según Spinelli.
Acerca de los beneficios observados en estos pocos meses, la especialista destacó que “son numerosos”. Y en ese sentido, ahondó: “Para empezar, los días que vienen los perros las personas se levantan con otra predisposición, motivadas, saber que tienen la actividad a muchos los sacó de la apatía”.
“En el hogar, una señora con un estadio de demencia avanzado, que estaba ‘ausentada del mundo real’, un día mientras estaban los perros hizo seña para que le acerquen un perro, y empezó a sonreír -relató-. Es emocionante el hecho de ver volver a conectar con la realidad a alguien que estaba ausente; sus propios compañeros se asombran de los avances”.
“Los perros logran poner a las personas en situación de atención, de intercambio, de conexión con otro ser, desde una manera empática desde ambos lados, ya sea porque los animales entienden perfectamente la condición de vulnerabilidad o fragilidad y porque ambos tienen algo para dar y mucho por recibir”, enfatizó.
María del Carmen tiene 81 años, y describe muy bien lo que siente cada miércoles y viernes cuando los perros llegan a visitarlos al hogar: “Me produce una mezcla de emoción y ansiedad, estoy esperándolos, el adiestrador me deja sacarme las zapatillas y apoyar los pies sobre Carola (un boyero de Berna) y esa transmisión entre ser humano y animal es algo que yo nunca antes había sentido”
“La acaricio, la peino; se genera una comunión tal que cuando se va la extraño, no hay palabras para definirlo, es pura emoción”, reconoció la mujer, al tiempo que aseguró que si tiene algún dolor, “cuando estoy con el animal ese dolor se va”. “Me impacta que algunos de mis compañeros no están en contacto con la realidad y se conectan con los animales, parece que en ese momento entraran a la realidad, es algo maravilloso”, destacó.
Cristian tiene 47 años y es paciente en el centro de rehabilitación, a donde llegó porque su cuerpo se paralizó por completo y aún no encuentran la causa. “Estoy esperando a los perritos semana tras semana, el contacto con el Schnauzer me produce una conexión bárbara porque con él puedo llegar a lograr más movimiento con mis manos que con cualquier otro ejercicio -se sinceró-. Es esa sensación de darle cariño, que me recuerda a mi perrita que dejé en casa y la veo solo los fines de semana cuando la traen aquí”.
Y tras contar que -no sabe cómo- pero sus manos “se empiezan a mover entre sus pelos”, el hombre destacó: “Da la sensación de que los músculos tienen memoria, y que eso que alguna vez hice lo vuelvo a hacer. Ese logro que el perrito me permitió lo traslado a mi vida diaria, porque yo no podía mover el celular o tomar un vaso de agua y de a poco lo fui logrando sin tener que esperar que me lo alcancen”.
“Cuando llega Carola y puedo acariciarla con los pies, es muy llamativo porque a ella le gusta y eso me da impulso para moverme y no parar”, remató.