SANTO DOMINGO.- A propósito de que mañana es el Día Internacional de la hemofilia, hoy conversamos sobre este trastorno y lo que implica para la salud del que lo padece.
En el momento en el que alguna parte del cuerpo sangra, se producen determinadas reacciones que ayudan a la formación de coágulos y que, de esta manera, pueda cesar el sangrado.
En este proceso participan proteínas que se denominan factores de coagulación, elementos que se presentan con una cantidad deficiente en el organismo de las personas con hemofilia.
En términos generales, la hemofilia es hereditaria, es decir, que esta afección puede transmitirse de padres a hijos a través de los genes.
En pocas ocasiones, la hemofilia se presenta como trastorno adquirido y esto sucede cuando el cuerpo genera anticuerpos que atacan los factores de coagulación de la sangre e impiden que realicen su función.
El síntoma principal de la hemofilia es el sangrado incesante durante un plazo amplio de tiempo, pero en los casos más leves no se advierten signos de padecer la enfermedad hasta que el paciente se somete a una cirugía o sufre un traumatismo.
En los casos más graves se puede presentar sangrado sin ninguna causa aparente y, también, hemorragias internas, especialmente en las rodillas, los tobillos y los codos. En algunas ocasiones, este sangrado puede lesionar órganos o tejidos internos.
Cinco recomendaciones que las personas con hemofilia deben tener en cuenta para mantenerse sanas: