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“Que le pido yo a Dios”

Un cordial saludo a todos mi queridos lectores.

En muchas ocasiones he escuchado a muchísimas personas decir que le piden a Dios el tener mucho dinero. Creo que las personas que piensan así, creen que el dinero lo soluciona todo en la vida, bueno cada cual piensa como quiere, yo por lo menos soy de los que piensa que el dinero no lo resuelve todo en la vida, pues por mucho que tengamos no podemos comprar la felicidad, el amor, la salud y así muchas otras cosas.

Hay otros que le piden a Dios un buen y sobre todo bien remunerado trabajo, como si Dios trabajara en una compañía de esas de conseguir trabajo. Y lo mejor que tiene todo esto es que cuando Dios no le concede lo que están pidiendo, reniegan de Dios, dicen que Dios no les escucha y muchas otras cosas más.

Lo cierto es que no le pedimos a Dios lo que es esencial para nuestra vida, para poder vivir una vida con más o menos pocos problemas, pero hermanos míos, tenemos que pedirle a Dios sobre todo fe, pues es atreves de la fe que todo se resuelve en la vida.

Cuando reflexionaba sobre esto, alguien me envió a través del internet una carta que quiero compartir con todos Ustedes, y que lleva por título “Carta a Dios”, y dice así: “Hola Dios. Te escribo para saludarte y porque ahora si tengo que surtirme, pues la canasta básica con que me mandaste al mundo, se me ha ido agotando a lo largo de los años vivido. Por ejemplo, la paciencia se me acabo por completo, igual que la prudencia y la tolerancia. Ya me quedan pocas esperanzas y el frasquito de fe, esta ya vacio. La imaginación también esta escaseando por estos rumbos. También debes saber que hay cosas de la canasta que ya no necesito como la dependencia y esa facilidad para hacer berrinches, que tantos corajes y problemas me han ocasionado. Así que quisiera pedirte nuevos productos para la canasta. Para empezar me gustaría que me rellenaras los frascos de paciencia y tolerancia (pero hasta el tope), y mándame por favor el curso intensivo “como ser más prudente” volúmenes 1, 2 y 3. Envíame también varias bolsas grandes, pero bien grandes de madurez que tanta falta me hace. También quisiera una funda bien llena de sonrisas, de esas que alegran el día a cualquiera. Te pido que me mandes dos piedras grandes y pesadas para atarlas a mis pies y así tenerlos siempre en la tierra. Si tienes por ahí guardada una brújula envíamela también para así orientarme y tomar el camino correcto que lleva a ti, esto te lo agradecería mucho. Envíame imaginación otra vez; pero no demasiada, porque debo confesarte que en algunas ocasiones tome grandes cantidades y me empache. Nuevas ilusiones y una doble ración de fe y esperanza también me caerían excelentes. Te pido también una paleta de colores para pintar mi vida cuando la vea gris y oscura. Me sería muy útil un bote de basura para tirar todo lo que me hace daño. Por favor mándame un botecito de merthiolate y una cajita de curitas para sanar mi corazón, porque últimamente ha tropezado bastante y tiene muchos raspones. Te pido unos disquetes, porque tengo el cerebro lleno de información y necesito espacio para guardar más.

Te pido muchas zanahorias, para tener buena vista y no dejar pasar las oportunidades por no verlas. Necesito también un reloj grande, muy grande, para que cada vez que lo vea me acuerde de que el tiempo corre y no debo desperdiciarlo. Podrías mandarme muchísima fuerza y seguridad en mi mismo, sé que voy a necesitarlas para soportar los tiempos difíciles y para levantarme cuando caiga. También quisiera un bote de pastillas de las que hacen que crezca la fuerza de voluntad y el empeño, para que me vaya bien en la vida y te pido unas tres o cuatro toneladas de ganas de vivir, para cumplir mis sueños. Necesito también una pluma con muchísima tinta, para escribir todos mis logros y mis fracasos. Pero más que nada, te pido que me des mucha vida, para lograr todo lo que tengo en mente y para que el día que me vaya contigo, tenga algo que llevarte y veas que no desperdicie el tiempo aquí en la tierra. De antemano te agradezco lo que me puedas enviar y te agradezco el doble todo lo que me enviaste la primera vez.

Con mucho cariño,

Yo. 

Mis queridos amigos, recordemos que todo lo que a veces pedimos no lo necesitamos para ser felices, hay muchos pero muchos que tienen menos que nosotros y son felices, están alegres, hacen a los demás alegres, y todo eso porque tienen fe, y eso es lo necesario para vivir.

Termino con el Versículo 20, del Capítulo 17 de San mateo que dice: “Porque tienen poca fe. Les aseguro que si tuvieran fe como un grano de mostaza le dirían al cerro este, muévete y  lo haría. Nada les sería imposible”.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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