“Qué me proporciona a mí la felicidad”

Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.

Hay muchas personas que el dinero es lo que les proporciona la verdadera felicidad. Para otros el tener una bella residencia. Un automóvil del año. Tener en su hogar una buena piscina. Para algunos obtener la fama, y así encontraremos una gran cantidad de diferentes opiniones de que verdaderamente los hacen felices.

No se dan cuenta que todo esto es pasajero, que nada nos podemos llevar a la vida eterna. Hace un tiempo tomaron dos grupos de personas y se les hizo la misma pregunta a los dos grupos, la misma fue: “Que es lo que te proporciona a ti la verdadera felicidad” El primer grupo contestó de la siguiente manera: El Arquitecto: Tener proyectos que me permitan ganar mucho dinero. Al Ingeniero: Desarrollar sistemas que sean útiles y muy bien pagados. Al Abogado: Tener muchos casos que dejen buenas ganancias y tener un automóvil BMW. Al Medico: Tener muchos pacientes, para así poder comprar una casa grande y bonita. Al Gerente: Tener la empresa en niveles de ganancia altos y crecientes. Al Atleta: Ganar mucha fama y reconocimientos a nivel mundial, para así ser bien pagado.

El segundo grupo contestó lo siguiente: El Preso de por vida: Estar libre y caminar libremente por las calles. Al Ciego: Poder ver la luz del sol y a la gente que quiero. Al Sordo Mudo: Escuchar el sonido del viento y poder decir a las personas cuanto las amo. Al Invalido: Poder correr en una mañana soleada. A una Persona con una enfermedad terminal: Poder vivir un día más. A un Huérfano: Poder tener a mi mama, a mi papa y a mi familia.

Hay muchas y diferentes opiniones de qué verdaderamente me proporciona la felicidad. Pensemos entonces qué es lo que a mí me la proporciona. Dios nos regala primeramente la vida que es lo principal. Después el aire que respiramos, el sol que nos calienta, la lluvia que hace crecer las plantas. La luna que nos alumbra en las noches obscuras. Los astros y las estrellas que nos diseñan en las noches el firmamento. El mar que nos deleita con sus hermosas olas. Y así muchas otras cosas que Dios nos da gratuitamente y que muchas veces las pasamos por alto.

Aprendamos a no medir la riqueza por el dinero que tengamos, mas bien midamos la riqueza por aquellas cosas que no cambiaríamos por ningún dinero del mundo. Los hijos, la madre, una buena esposa, un buen hogar, la felicidad, tus verdaderos amigos y así muchas otras cosas más.

Recuerda que estos que te he mencionado, y algunos más, son el mayor tesoro que existe al final del arco iris. Cuídalos quiérelos, ámalos y acéptalos como son.

“Jesús nos dijo”: Amaos los unos a los otros.

Les dejo con el versículo 2 y 3 del Capitulo 5 de la Primera Carta de Juan que dice: “Cuando amamos a Dios y cumplimos sus mandatos, tenemos la certeza de que amamos a los hijos de Dios”.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para ustedes.