MÉXICO.- Una serie de 15 sismos de baja magnitud han sacudido Ciudad de México en la última semana, algo que no había ocurrido en 38 años, lo que ha activado las alertas de las autoridades y de la ciudadanía.
Estos temblores, bautizados como «minisismos» por la prensa local, no han superado los tres puntos de magnitud ni causado daños relevantes, pero sí han asustado a los vecinos capitalinos con el vivo recuerdo de los terremotos de septiembre de 2017.
La jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, encabezó este miércoles una reunión de urgencia con especialistas y académicos de diversas instituciones para discutir estos movimientos telúricos.
En el encuentro participó Luis Quintana, responsable de la Red Sísmica del Valle de México, quien contó a Efe que estos sismos se han originado por la activación de fallas en la Sierra de las Cruces, que atraviesa el centro del país.
El más fuerte tuvo lugar este martes por la noche, con magnitud 3 y epicentro en la alcaldía Álvaro Obregón de la capital mexicana, por lo que durante pocos segundos se sintió un fuerte temblor en diversos barrios de la capital, donde muchos vecinos desalojaron brevemente sus casas.
«Estos temblores se han presentado en forma de enjambres sísmicos, que ocurren cuando se detectan más de cinco sismos durante pocos días», contó el experto del Sistema Sismológico Nacional e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Indicó que esta cadena de sismos «no es un fenómeno muy frecuente pero tampoco muy raro», dado que el último enjambre sísmico se detectó en la capital mexicana en febrero de 1981.
Quintana explicó que los terremotos originados por estas fallas «tienen una sismicidad muy superficial», de entre dos y tres kilómetros, pero los siente mucha gente porque la capital es «la zona más densamente poblada del país».
Y recordó que este tipo de temblores no han superado la magnitud 3,7 históricamente, pero advirtió: «Es poco probable que se supere pero no conocemos lo suficientemente estas fallas como para descartarlo».
Ante la inquietud de muchos ciudadanos por el hecho de que estos días no está sonando la alerta sísmica que advierte que está a punto de temblar, Quintana recordó que este sistema solo funciona con los terremotos originados en la costa del Pacífico.
«Si el sismo se origina dentro de Ciudad de México ya no hay tiempo de avisar. Sería inoperante tener un sistema de alertas para (temblores originados en) la ciudad», expresó.
Además, señaló que no tienen nada que ver los movimientos de las fallas del Valle de México con las placas tectónicas del Pacífico, origen de los terremotos que sacudieron el país hace casi dos años causando centenares de muertes.
El 7 de septiembre de 2017, un terremoto de magnitud 8,2 con epicentro en el sureño estado de Chiapas dejó 98 víctimas mortales; 78 de ellas en Oaxaca, 16 en Chiapas y cuatro en Tabasco.
El del 19 de septiembre, de magnitud 7,1 y con epicentro entre Puebla y Morelos (centro del país), dejó 369 muertos, 228 de ellos en Ciudad de México.
Otras cuatro personas perdieron la vida el 23 de septiembre, cuando un sismo de 6,1 en el sur de México disparó la alerta sísmica en la capital.
Quintana recordó que no existe tecnología para prever terremotos y recomendó revisar las construcciones después de cada movimiento sísmico, así como avisar a expertos si se detectan grietas o desperfectos.
En conferencia de prensa, la alcaldesa Sheinbaum anunció que se invertirá en la mejora de los sismógrafos de la capital para incrementar la certeza en la medición de estos fenómenos.
«En Ciudad de México vivimos en una zona sísmica y lo mejor que podemos hacer es prepararnos con medidas preventivas, normas de construcción y que los habitantes sepan qué hacer en caso de sismos», explicó.
Por su parte, Gerardo Suárez, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, descartó que los temblores se hayan originado por la actividad del volcán Popocatépetl o por la construcción de la Línea 12 del Metro, como sostienen algunos vecinos. EFE
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