SANTO DOMINGO, República Dominicana.- ¿Quién supervisa? Esa es la pregunta obligada tras escuchar la noticia que indica que 85 alumnos pudieran perder el año porque el colegio al que asistían carece de la aprobación requerida para impartir docencia.
¿Cuántos colegios privados pudieran estar en la misma situación en el país? Por si no se han dado cuenta, aquí cualquiera se levanta un día y pone un colegio, anuncia que están aceptando inscripciones, y abre sus puertas.
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Lo triste es que parece no haber supervisión.
En este caso, el Colegio Cristo me Ama está ubicado a solo cuadras del Distrito Educativo de la zona. Escucharon bien, a solo cuadras: un recinto que operaba durante años sin los registros correspondientes.
¿Cómo sabemos que los profesores están calificados? ¿Cómo sabemos que el material educativo que imparten a los alumnos es el correcto? ¿Se animará el Ministerio de Educación a intervenir en esta grave anomalía? ¿Quién certifica que las instalaciones son adecuadas?
Los padres de estos 85 estudiantes confiaron en un recinto, que pudiera estar impartiendo docencia de buena fe, pero que ahora nada de eso tiene valor porque ningún otro colegio les quiere reconocer los años de estudios.
¿Quién responderá por el perjuicio causado a los estudiantes y a sus padres? De todas estas interrogantes, ésta es probablemente la más penosa, porque como ocurre en otras muchas situaciones enojosas, la impunidad es la respuesta que cobra espacio.
Pobre de esta sociedad si seguimos por ese camino.