SANTO DOMINGO.- Vestidos de uniforme, cuatro agentes de policía testificaron este martes en la primera sesión del comité de la Cámara Baja de Estados Unidos que investiga el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero por parte de una turba de seguidores del expresidente Donald Trump (2017-2021).
Sus declaraciones permitirán al comité reconstruir lo ocurrido y esclarecer por qué ocurrió el asalto, quién es responsable y qué puede hacerse para evitar otro suceso similar.
Estos son sus nombres y sus historias:
AQUILINO GONELL, UN INMIGRANTE DEFENDIENDO A EE.UU.
El sargento Aquilino Gonell de la Policía del Capitolio empezó su testimonio recordando sus raíces: llegó a EE.UU. desde la República Dominicana en 1992 y juró lealtad a la bandera estadounidense en varias ocasiones, incluido cuando adquirió la ciudadanía y cuando fue a luchar en la guerra de Irak.
Con 25 años, acudió a luchar a esa guerra vistiendo el uniforme estadounidense, pero nunca pasó tanto miedo como durante el asalto del 6 de enero al Capitolio de EE.UU.
Ese día, a Gonell lo golpearon con el palo de una bandera estadounidense y, como resultado, le han quedado heridas en ambas manos, en su hombro izquierdo, su gemelo izquierdo y el pie derecho. Además, los simpatizantes de Trump le rociaron con tantos espráis químicos que su piel ardió durante horas.
Llegó a casa a las 4 de la mañana y tuvo que pedirle a su esposa que no lo abrazara por la cantidad de químicos que todavía tenía en su uniforme.
Pese a todo, al día siguiente a las 8 de la mañana volvió al Capitolio a trabajar.
«Como un inmigrante que ha venido a Estados Unidos,- dijo- estoy especialmente orgulloso de haber defendido la Constitución y la democracia el 6 de enero. Espero que todas las personas en una posición de autoridad en nuestro país tenga la valentía y la convicción de hacer su parte, para investigar qué paso ese horrible día y por qué. Esa investigación es esencial para nuestra democracia».
MICHAEL FANONE, AMENAZADO CON SU PROPIA PISTOLA
Fanone no forma parte de la Policía del Capitolio y no estaba entre los agentes asignados el 6 de enero para proteger el Congreso, pero acabó siendo de los más damnificados.
El agente, de 40 años, trabajaba para la Policía Metropolitana de Washington y se encontraba en otra parte de la capital cuando recibió una alerta de emergencia y se trasladó rápidamente al Capitolio junto con un compañero.
El video grabado con su cámara corporal ese día muestra cómo la turba lo apaleó con un asta de bandera y lo electrocutó repetidamente con su propia pistola eléctrica («taser»), antes de arrebatarle su placa y su pistola.
«Escuché cómo algunos en la multitud gritaban, ‘quítale su pistola y mátalo con su propia pistola'», recordó este martes Fanone.
El policía les suplicó que no lo asesinaran. «Les dije lo más alto que pude: tengo hijas», explicó, al relatar que no paraba de pensar en sus cuatro niñas y que tuvo la suerte de que algunos en la multitud lo socorrieran y lo sacaran de la turba.
Una vez en el hospital, los médicos le dijeron que había «sufrido un ataque al corazón», y después le diagnosticaron una «conmoción cerebral, un traumatismo craneoencefálico y un trastorno de estrés postraumático».
HARRY DUNN, OBJETIVO DE ATAQUES RACISTAS
Dunn, el único testigo negro de los cuatro que comparecieron este martes, llevaba trabajando 13 años como policía del Capitolio cuando le tocó responder no solo al asalto a la sede legislativa sino a los «epítetos racistas» que la turba dirigió en su contra.
«Nadie, nunca, jamás, me había llamado ‘nigger’ (expresión racista dirigida a los afroamericanos) mientras llevaba el uniforme de policía del Capitolio», denunció durante la audiencia.
El policía, de 37 años, fue objetivo de ese «torrente» de insultos cuando confesó a la multitud que él había votado por el actual presidente, Joe Biden, después de que estos le dijeran que estaban ahí para impedir que se certificara su victoria electoral y comentaran que «nadie» pudo haberlo respaldado.
«Más de seis meses después, el 6 de enero todavía no ha terminado para mí», afirmó Dunn, quien aseguró que sigue recibiendo terapia por lo sucedido.
DANIEL HODGES Y LOS GRITOS PARA PEDIR AYUDA
Por último, el agente Daniel Hodges puso voz a la impotencia que los agentes sintieron ante las constantes arremetidas de los simpatizantes de Trump, a los que se refirió en todo momento como «terroristas».
La experiencia de Hodges, de la Policía local de Washington, se convirtió en una de las escenas más conocidas porque, después del ataque, se hicieron públicas unas imágenes desgarradoras en la que se le ve aplastado entre el marco de una puerta y la turba de seguidores de Trump.
En el vídeo, que fue mostrado durante la audiencia, se le ve retorciéndose de dolor y dando alaridos.
Él recordó que, además, en ese momento uno de los seguidores de Trump aprovechó que estaba en una situación de «vulnerabilidad» para agarrar una mascara de gas y golpearlo en la cabeza.
Incluso «se puso el teléfono en la boca para tener las dos manos libres para atacarme», recordó Hodges, visiblemente afectado durante su comparecencia, en la que paró en varias ocasiones para beber agua.
Hodges finalmente pudo escapar, pero sigue teniendo heridas, como el resto de agentes.
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