El Informe WEO, en la más reciente edición sobre las perspectivas de la economía mundial, sostiene que “seis años después de que la economía mundial emergiera de la recesión más amplia y profunda desde la posguerra, la tan ansiada vuelta a una expansión robusta y sincronizada sigue siendo incierta.
“El PIB real mundial creció a un ritmo de 3,4% el año pasado, y se pronostica que crecerá a apenas 3,1% este año. Para el próximo año se prevé que repunte a 3,6%. Estos pronósticos indican que la economía mundial está en el punto de intersección de por lo menos tres poderosas fuerzas: en primer lugar la transformación económica de China, de un modelo de crecimiento basado en la exportación y la inversión a uno enfocado en el consumo y los servicios; en segundo lugar, y de manera relacionada la caída de las materias primas; y en tercer lugar, el inminente aumento de la tasa de interés en los Estados Unidos, que puede tener repercusiones a escala mundial y exacerbar las actuales incertidumbres”
El pronóstico de crecimiento para América Latina es menos halagüeño que el de 3,1% que el informe WEO proyecta para la economía mundial, y fue presentado esta semana en Perú por el economista jefe del Banco Mundial para la región, Augusto de la Torre, que lo ha situado de 0% al 1%, con excepción de Panamá que crecerá 5,9%, República Dominicana, 5% y Nicaragua 4.5%.
Expuso que “Los cuatro años de desaceleración económica comienzan a tener un impacto adverso en los puestos de trabajo y en el ingreso familiar de América Latina y el Caribe, luego de que el auge de las materias primas derivara en conquistas significativas, una caída en la tasa de participación laboral está haciendo que las familias comiencen a sentir el impacto”.
Es el quinto año consecutivo en que la región está mostrando un desempeño inferior a las expectativas, lo que se atribuye a factores internos que estarían prolongando los efectos del empeoramiento en las condiciones externas, en particular la fuerte desaceleración de China y la caída de los precios de las materias primas.
“México, América Central y el Caribe, vinculados de manera más directa con los Estados Unidos, crecieron menos durante el auge de las materias primas o tras la crisis financiera mundial 2008-2009, pero ahora se están recuperando más rápido. Más concretamente, Panamá, República Dominicana y Nicaragua que crecerán bastante por encima del promedio regional”.
El informe resalta que “durante los años de bonanza, la desigualdad en el ingreso disminuyó a medida que más integrantes del hogar ingresaban al mercado laboral; a su vez, los salarios de los trabajadores pobres no cualificados crecieron más rápido que los salarios de los trabajadores cualificados. Además los trabajadores cambiaron el trabajo autónomo por puestos asalariados, y de empresas pequeñas a otras más grandes.
“Sin embargo, durante la actual desaceleración, si bien la tasa de desempleo no ha aumentado de manera apreciable, la generación del empleo se está estancando, la calidad del empleo se ha deteriorado y la tasa de participación laboral ha caído, especialmente ahora que hombres jóvenes han dejado de buscar empleos, algo que podría provocar un aumento de la desigualdad en el ingreso de los hogares”.
Si algo se ha convertido en tradición por parte de la economía dominicana, es su capacidad de crecimiento muy a pesar de las adversidades externas, es un factor competitivo que no debería ser desdeñado.