Haitianos que sustentan una demanda laboral contra una empresa en la que dicen haber laborado por más de diez años, se han apostado en el frontispicio del ministerio de Trabajo, en reclamo de una solución que no corresponde a esa entidad, y dicen que de aquel lugar sólo se les podría retirar hechos cadáveres.
Esa protesta se escenifica en un país en el que los derechos laborales están colocados en un pedestal tan alto que los empleadores vienen abogando desde hace años por flexibilizaciones, porque los tribunales que conocen de esa materia rara vez emiten decisiones desfavorables al que haya podido demostrar que recibía un ingreso fijo por parte de cualquier empresa o negocio, es decir que aquí no está en duda que si esas personas laboraban para la coquera que están demandando, serán beneficiados por la decisión del tribunal.
¿Por qué escenificar en Trabajo un reclamo que tiene su canalización efectiva en otro ámbito? Lo que intuyo es que además de la demanda laboral, se persigue un objetivo mayor: continuar la campaña de acoso internacional contra la imagen de la República Dominicana.
En las noticias del canal 11, se presentó la imagen de un confortable todoterreno del que se desmontaron unos individuos que conversaban con los protestantes, pero que abordaron y se retiraron del lugar tan pronto se percataron de la llegada de los reporteros.
Tengo el dato de que de los participantes en las protesta no llegan a veinte los que son demandantes de la coquera que está en el conflicto, y que la mayoría son acompañantes solidarios aunque también pasen por afectados, y es probable que todos, además de hacer un reclamo, estén contratados para un trabajo menos duro y mejor pago que el que habitualmente realizan para subsistir.
¿Cómo personas que tienen que trabajar todos los días para poder comer, pueden dejar de producir por más de un mes? Eso sólo puede ocurrir si alguna entidad les suple lo que pueden dejar de ganarse.
En esa materia los dominicanos reaccionamos después que se ha producido el daño, y uno muy sensible puede ser el que se esté persiguiendo una veda para la exportación de cocos procedentes de la República Dominicana tanto para la Unión Europea como para los Estados Unidos, lo que sería un golpe para la economía y la imagen del país.
Más que procurar que se honren unos derechos laborales que en República Dominicana están garantizados, se persigue proyectar al país como una sociedad esclavista, que es la que obliga a la gente a trabajar sin paga.
No dudo que sencillamente se esté ensayando una moda y que en lo adelante sigamos observando protestas similares por reclamos a otros sectores, porque un solo caso no basta para suplir una campaña.
Han advertido que si no se les colocan facilidades sanitarias van a depositar sus excrementos en la acera del Ministerio, lo que desde luego sería otra demostración del trato inhumano que reciben los trabajadores haitianos en la República Dominicana, cuando de lo que se trata de un hábito que ha observado todo el que ha visitado Puerto Príncipe.
¿Qué pasaría si los auspiciadores de esa campaña logran imágenes de las autoridades policiales produciendo un desalojo forzoso de lo que es una obstrucción de un espacio público? Coronarían su objetivo.
Al país no le queda de otra que ser cuidadoso, porque ahí se le ha tendido una encerrona, ojalá que no hagamos la de tontos útiles