Hurgando en papeles viejos, encontré un recorte del sábado 12 de octubre de 1996, que reproduce el texto de una conferencia dictada por el fenecido Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, sobre el oficio del periodismo. Al releer ese texto magistral, de uno de los más grandes maestros del periodismo latinoamericano, me pareció que muchos de los jóvenes que hoy laboran para nuestros medios pudieran encontrar en él algunas enseñanzas provechosas.
Me he permitido por tanto hacer aquí una mención brevísima de esa conferencia con la esperanza de que algunos de ellos, se regalen un poco de tiempo para estudiarla. La lectura de este texto enseña e ilustra más sobre buen periodismo, que todo un semestre académico en cualquiera de nuestras escuelas especializadas en el arte de la comunicación.
García Márquez planteó, con extraordinaria sencillez y precisión, los conflictos resultantes de la alocada carrera que la tecnología ha traído al oficio. Los avances tecnológicos, nos advirtió el insigne escritor y periodista, llegaron a mayor velocidad que la capacidad del oficio para adaptarse a ellos. Tras lo cual sentenció: “Las salas de redacción son laboratorios asépticos para navegantes solitarios, donde parece más fácil comunicarse con los fenómenos siderales que con el corazón de los lectores”. La lectura de este texto me recordó la máxima que aprendí en mis años de corresponsal de agencia extranjera de noticias, que lo importante no es llegar primero, sino llegar bien, porque nada desacreditada más a un medio o a un periodista que un desmentido.
Espero no haberle interrumpido a ningún editor o redactor su labor en el diario trajinar de la redacción con esta angustiante expresión de nostalgia periodística, que recreo como mensaje de felicitación a todos mis colegas con motivo del nuevo año.
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