PUERTO RICO.- El reguetonero puertorriqueño Arcángel dijo este domingo que no es «nada ni nadie» para exigirle ni reclamarle a Dios por el fallecimiento esta madrugada de uno de sus hermanos, Justin Santos, en un accidente de tránsito en San Juan.
«Yo no soy nada ni nadie para exigirte y mucho menos reclamarte nada Padre, se me enseñó a que tú voluntad pase lo que pase debe ser respetada y aceptada! (sic)», expresó Austin Santos, nombre de pila de Arcángel, en una historia en su cuenta de Instagram.
El artista continuó el mensaje diciendo: «Y aunque duela a un nivel inexplicable, si es así tu voluntad te repito que la acepto Papá. Ahora si creo que estoy en posición de pedirte fuerza y entendimiento para poder guiarnos…!», agregó Arcángel en dicha red social.
Justin Santos, de 21 años, falleció en la madrugada de este domingo cuando mientras manejaba un Can-Am, una mujer, identificada como María E. Nevárez Torres, de 46 años, transitaba presuntamente ebria por el puente Teodoro Moscoso en dirección contraria de San Juan a Carolina y chocó contra el hermano del artista.
Debido al impacto, Justin, quien estaba en Puerto Rico de visita pues residía en Florida (EE.UU.), salió expulsado del Can-Am y falleció por los golpes que recibió.
Otro joven que iba como pasajero también salió expulsado del Can-Am y resultó herido.
Además, tras el Can-Am recibir el impacto, chocó contra otro vehículo.
El accidente ocurrió a las 02.35 (06.35 GMT) -hora local- y quedó grabado por las cámaras de seguridad del puente.
La conductora resultó herida y fue llevada a un hospital, a esta se le tomarán muestras de sangre para corroborar o descartar que conducía ebria, según sospecha la policía.
Por su parte, el productor ejecutivo de reguetón, Alex Gárgolas, lamentó la muerte de Justin, por lo que le envió sus condolencias a su hermano artista y a su madre, Carmen Santos.
«No hay consuelo para eso, solo la aceptación de que Dios los cobije», dijo el empresario.
Agregó que Justin era «un joven empezando a vivir», mientras que reflexionó que «a veces dicen que un joven puede aguantar la muerte de una madre, pero jamás una madre puede aguantar ver un hijo morir».
«No hay consuelo, no hay palabras, solamente es una armadura que provee Dios para cubrirse de fortaleza y pasar este tormento», puntualizó.