Santo Domingo.- La Encuesta Nacional de Hogares (ENHOGAR-2024), elaborada por la Oficina Nacional de Estadística (ONE), expone una realidad crítica: los hogares dominicanos enfrentan riesgos ambientales crecientes, desde la mala gestión de residuos hasta la exposición a contaminantes y fenómenos climáticos extremos.
Los datos, recopilados en 2024, revelan desigualdades entre zonas urbanas y rurales, así como un llamado urgente a políticas públicas para mitigar estos desafíos.
Solo el 20.1% de los hogares separa la basura orgánica, una práctica más común en zonas rurales (33.6%) que en urbanas (17.7%).
En cuanto al reciclaje, el plástico es el material más clasificado (28.8%), seguido de vidrio (28.5%) y metales (7.3%).
No obstante, el 88% de los hogares depende del ayuntamiento para eliminar desechos, aunque el 43.6% recibe el servicio solo cada 2-3 días, y el 34.7% una vez por semana. En áreas rurales, el 3.2% aún quema la basura, agravando la contaminación del aire.
El 19.8% de los hogares reporta exposición a acumulación de basura, mientras el 20.3% en zonas urbanas sufre contaminación acústica por bares o vecinos.
En áreas rurales, el 8.3% identifica a las pocilgas o granjas como fuentes de contaminación, y el 36% considera que su vivienda está en zona riesgosa ante fenómenos naturales.
“La falta de regulación y planes de ordenamiento territorial agravan estos riesgos”, advierte el informe.
El 20.5% de los hogares fue afectado por calor extremo en el último año, seguido por lluvias torrenciales (14.8%) e inundaciones (4.8%).
Las pérdidas materiales incluyen daños en muebles (30.4%), techos (15%) y alimentos (7.3%).
Además, el 52.1% de la población está más preocupada que hace un año por futuros eventos climáticos, un sentimiento que alcanza al 40.7% en zonas rurales.
Los resultados distan de cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 11 (ciudades sostenibles) y 13 (acción climática).
Solo el 44.8% de las viviendas tiene pisos de cemento —un indicador de resiliencia—, y el 40.2% usa zinc en techos, material vulnerable ante huracanes.
“La combinación de pobreza, infraestructura precaria y crisis climática es explosiva”, señala el documento.
Mientras el 95.3% de los hogares urbanos tiene energía eléctrica casi las 24 horas, en zonas rurales este porcentaje cae al 78.6%.
Además, el 50.8% de los hogares rurales se abastece de acueductos comunitarios, menos confiables que la red pública urbana (78.7%).
“La ruralidad multiplica los riesgos: menos servicios, más aislamiento”, concluye el informe.
Los residuos son una oportunidad desaprovechada. La baja tasa de reciclaje evidencia falta de educación ambiental e infraestructura.
Mientras, la contaminación urbana evidencia que el ruido y la basura son enemigos cotidianos en las ciudades.
Por su parte, la crisis climática muestra que el calor extremo ya es una emergencia silenciosa en todo el país.
El informe urge invertir en sistemas de alerta temprana, fortalecer la recolección de residuos en zonas rurales y promover techos resilientes. “Sin justicia ambiental, no hay desarrollo sostenible”, resalta el documento.
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