Ningún proceso nuevo en la vida puede ser asumido con alguna posibilidad de éxito si es abordado sólo sobre un cúmulo de temores, aunque gran parte de éstos sean reales y bien argumentados.
Esto puede aplicarse al dedillo en la actitud en general con que debe ser asumido el actual año escolar, atípico y sin precedentes en la historia de la enseñanza pública en el país, debido a la pandemia del Covid-19.
Asumir con optimismo este desafío no significa en modo alguno desconocer los problemas existentes, entre los que figuran principalmente la falta de conectividad a Internet y las suspensiones de energía eléctrica.
Además del análisis y reconocimiento de las dificultades, lo importante es visualizar la oportunidad de decidir entre retos y oportunidades y capitalizar éstas últimas para sacar el mejor provecho posible.
Este es el consejo que deben oír y seguir los padres de familia y a las autoridades educativas oficiales toca monitorear el desarrollo de esta nueva modalidad de clases no presenciales para establecer parámetros y ver en qué medida puede ser perfeccionado para beneficio de los estudiantes y de sus padres o tutores.
Es innegable que a partir de ahora el sistema educativo del país enfrenta un nuevo desafío con las clases a distancia, que iniciaron bajo un proceso de inducción y en medio de preocupación por la falta de equipos tecnológicos y energía eléctrica en algunos sectores.
En algunos sectores populares donde las familias cuentan con pocos ingresos, situación que se ha agravado por efectos de la crisis económica provocada por la pandemia, para acceder a Internet la gente compra los denominados “paqueticos” que venden las telefónicas, pero no siempre cuentan con los medios para ello.
Aunque entre muchos padres persisten quejas, cuestionamientos y un ambiente casi generalizado de incertidumbre, muchos profesores han asumido el nuevo sistema de enseñanza con entusiasmo, lo que augura en ese sentido la posibilidad de que puedan sacarle el mejor provecho a esa experiencia.
Una dificultad más inquietante y cuya solución no es inmediata, sino a largo plazo, es la de llevar electricidad a muchas zonas apartadas del país donde aún ese vital servicio no ha llegado, como se mostró en un reportaje difundido en el programa El Informe con Alicia Ortega. Todos estos factores tienen que ser analizados y atendidos antes de cantar victoria o proclamar derrotas.