Estas son las palabras de una niña de 9 años. Es tan doloroso y devastador lo que está viviendo, que ha sido imposible que diga que esto ha ocurrido en la realidad. Llena de angustia, miedo y culpa insiste en que es un sueño que tiene desde hace un tiempo, que se repite muchas veces y que la atormenta constantemente durante el día.
El incesto es un tipo de abuso sexual que se llama así cuando ocurre en las relaciones de consanguinidad o en relaciones afectivas muy cercanas, por ejemplo, una madrastra o un padrastro. La vivencia es tan traumática para los niños y niñas que es muy difícil aceptar que está pasando y mucho más difícil contarlo.
De acuerdo a las investigaciones es un abuso más frecuente en niñas que en niños y es consecuencia, entre otras cosas, de la desigualdad de poder entre hombres y mujeres, transmitida por la cultura machista. Todavía en el mundo el 95% de las víctimas son mujeres y niñas, así como el 95% de los agresores, son hombres.
El incesto es un tema difícil de abordar, pero que lamentablemente ocurre con mucha frecuencia. En los consultorios de psicología recibimos muchos casos, pero sabemos que la mayoría, lamentablemente, nunca son conocidos hasta la adultez de las víctimas, que por las secuelas que deja en todos los aspectos de la vida, terminan buscando ayuda.
Se sostiene en la culpa, la vergüenza y el miedo que confinan a las victimas al silencio, en un secreto que destruye y mata. Siempre hay señales de que está ocurriendo, pero las familias, que en su dinámica participan del problema, no están en posibilidad de verlas.
Cuando aparecen señales físicas en las partes privadas del niño o la niña y los padres reaccionan y buscan ayuda, podemos evitar consecuencias mayores.
En el caso de los niños pequeños y una vez los abordamos para explorar qué es lo que ha ocurrido, su inconsciente los protege con algunos mecanismos. Aceptar y decir que están siendo abusados sexualmente por papá o mamá, les provoca el dolor de caer en cuenta que la persona que tendría que protegerles y cuidarles, las abusa, esto para la psiquis de un niño es catastrófico. Para evitar este sufrimiento, lo asumen y lo cuentan de otra manera.
Con la intensión de que los padres y madres tengan la información y puedan hacer algo con tiempo, presento algunas formas en que esta información puede ser dicha por los niños y niñas:
– Pueden decir que se trata de un sueño que se repite todas o algunas noches.
– O que se trata de una pesadilla que le ocurre algunas veces.
– Que es su imaginación o pensamientos locos que le llegan a su cabeza.
– A veces hablan de monstruos que los visitan en las noches.
– El sueño, fantasía o pesadilla habla de desnudez, partes privadas, espacios de intimidad como la habitación o el baño, ropa interior, palabras o conductas sexuales, bombas que explotan o ruidos fuertes, manguera que tira agua, entre otros.
Nunca descalifique lo que su hijo o hija le dice de esta manera, no intente tampoco insistir y acosarlo para que le cuente mas, los profesionales de la conducta tenemos medios indirectos para corroborar esta información.
Sabemos que es difícil porque se trata de personas a las que amamos, pero callar le hace partícipe del abuso y más adelante en la vida su hijo o hija le reclamará que no le protegió cuando intento hablar sobre ello.
Busque ayuda profesional idónea que sólo este hecho iniciará el proceso de reparación que su hijo necesita para continuar viviendo, pues se dará cuenta que hay alguien en la vida que le ama incondicionalmente y está dispuesto a jugársela por él o ella.
Twitter: @solangealvara2