Tenemos un problema real en la República Dominicana que es la inseguridad en las calles. Es natural que frente a una situación tan concreta y que ha adquirido matices tan crueles en la forma del ataque, las primeras reacciones sean de pánico, miedo, alarma y encierro. Pero una vez pasa esta primera reacción podemos pensar y llegar a acuerdos como familia, para responder de una manera más asertiva pues tenemos que continuar viviendo, además felices y con calidad de vida. Este es un compromiso personal, familiar y ciudadano.
Los padres y madres tenemos la responsabilidad de guiar y sostener a la familia y frente a un riesgo tan inminente como este, seguro que hay cosas concretas que podemos hacer para, dentro de la situación externa, generar en nuestros hijos cierta seguridad y tranquilidad necesarias para continuar viviendo, es por esto que quiero compartir algunas ideas que me parecen útiles:
1- Tenemos que hablar en la familia sobre este tema, pero sin generar miedo y pánico. Más bien es promover una actitud de mayor alerta cuando transitemos por las calles. No es dar un sermón de seguridad ciudadana y desbordados emocionalmente quejarnos de la situación. Es hacer una reunión familiar, sobre todo si tenemos adolescentes y jóvenes para el establecimiento de acuerdos y protegernos unos a otros para estar más seguros dentro de lo que está en nuestro control.
2- Para que estemos más tranquilos sobre todo los padres, sugiero que luego de salir a un lugar se pongan de acuerdo en una señal o código que les indique que han llegado bien a su destino. Por BB, teléfono o mensaje de texto, es solo algo que lleve el mensaje “Ya llegué, gracias por preocuparte”, pero en una palabra, número o imagen.
3- Hay zonas por las que a determinadas horas no es recomendable transitar, verbalícenlo y déjenlo claro, con un tono que transmita amor y deseo sincero de que nada les haga daño. Sin gritar, imponer o amenazar.
4- En años pasados la hora de los jóvenes salir se retrasaron por las condiciones de seguridad que teníamos. Ahora ya esto cambio, de manera que de forma natural estas horas deberán moverse y que salgan más temprano para que el regreso sea menos arriesgado y los padres puedan dormir con tranquilidad.
5- Las crisis traen cambios, esta es su ventaja, que siempre nos ejercitan en la flexibilidad y nos dejan lecciones, de manera que tendrán los jóvenes y adultos que desarrollar la creatividad para generar nuevas formas de diversión que sean más seguras y los pongan menos en riesgo. Pensar y conversar sobre estas alternativas es un buen ejercicio familiar.
6- Los padres y las madres somos los guías de la familia y nos toca establecer las reglas y negociar con los hijos en la medida en que van creciendo. Además nos toca establecer consecuencias para cuando esas reglas no se cumplen. De manera que también tenemos que conversar con ellos cuáles van a ser esas consecuencias y hacer que las vivan.
7- Tenemos cantidad de hijos adultos viviendo en casa que quieren la libertad de su adultez, pero no la responsabilidad de cumplir las reglas de la casa paterna mientras vivan en ella. Ser adulto es el equilibrio entre libertad y responsabilidad y mientras ellos no puedan mantenerse de un todo, deberán respetar las reglas de la casa, pues tienen derecho a salir y divertirse pero los padres también tienen derecho a dormir y vivir en paz. En este tiempo la capacidad de negociación se deberá poner a prueba para que todos y todas podamos suplir las necesidades de acuerdo a la etapa de desarrollo, tanto padres y madres como hijos e hijas.
Twitter: @solangealvara2