“Sabíamos el riesgo”: en Texas se pensó un sistema de alertas por inundaciones desde hace 10 años, pero nunca llegó

Documentos oficiales revelan que hubo años de discusiones y promesas incumplidas de sistemas de alerta, mientras crece la indignación de familias tras la devastadora riada en Kerr.

ESTADOS UNIDOS.– ESTADOS UNIDOS.- Las recientes inundaciones en el condado de Kerr, Texas, que han dejado más de 90 muertos y decenas de personas desaparecidas, han reavivado el debate sobre la falta de un sistema robusto de alerta temprana.

El tema no fue nuevo para las autoridades locales: desde el año 2016, se discutió la instalación de sirenas de advertencia al aire libre, pero no se concretó por limitaciones presupuestarias y falta de fondos estatales y federales. Esta decisión vuelve al centro de la discusión pública frente al desastre.

El exalguacil del condado, Rusty Hierholzer, fue uno de los principales impulsores de un sistema de alerta que incluyera sirenas. Su propuesta partía de la experiencia directa en desastres previos: “Pasé horas en esos helicópteros sacando niños de los árboles aquí, en nuestros campamentos de verano”, relató al Wall Street Journal.

Hierholzer, en funciones desde el 2000 hasta el 2020, recordó que tras las inundaciones de 1987, donde fallecieron diez adolescentes en un campamento cercano, se propuso permanentemente encontrar mecanismos para evitar otra tragedia de la misma magnitud.

“Queríamos pensar en qué podíamos hacer para asegurarnos de que eso no volviera a pasar aquí. Por eso analizábamos todas las opciones posibles, ya fueran sirenas o cualquier otro sistema”, sostuvo Hierholzer. Sin embargo, su propuesta, y la de otros funcionarios, no llegó a implementarse.

Obstáculos y advertencias desatendidas
La falta de financiamiento fue el principal obstáculo señalado en varias reuniones de la comisión del condado desde al menos 2016, pese a que otras localidades de Texas, como los condados de Comal y Kendall, procedieron a instalar estos sistemas. De hecho, las sirenas sí funcionaron en Comfort, una comunidad de Kendall, cuando las aguas avanzaron tras afectar con fuerza a Kerr.

Durante una sesión en marzo de 2016, el entonces comisionado Tom Moser subrayó la urgencia de adoptar un sistema de alerta por sirenas: “Otras zonas de Texas ya cuentan con estas sirenas de última generación, pero aquí no se utilizan, aunque esta es probablemente una de las regiones más propensas a inundaciones de todo el estado”.

Por su parte, W.B. “Dub” Thomas, coordinador de emergencias en ese entonces, resaltó que los campamentos y parques de casas rodantes a orillas del Guadalope no estaban conectados al sistema de alertas inalámbricas: “Un sistema audible, ubicado en puntos estratégicos a lo largo del río, les daría a esas personas la información necesaria para salir a tiempo”, recogió el mismo medio.

Hierholzer enfatizó la necesidad de complementar el sistema CodeRED -basado en llamadas telefónicas, mensajes y correos electrónicos- con sirenas, alegando que “algunas personas no recibieron las alertas telefónicas durante la inundación de 2015. Así que sí, se necesitan ambos”.

El debate continuó en los años siguientes. En 2018, Moser informó que la solicitud de un subsidio multimillonario para la instalación de un sistema de sirenas fue rechazada: “La solicitud no fue seleccionada, esa es la mala noticia”.

También admitió que consideraron financiarlo con recursos locales, pero finalmente no se incluyó en el presupuesto anual. “Fue probablemente solo cuestión de prioridades. Evitar subir los impuestos”, explicó, señalando que, en cambio, colocaron barreras en cruces de agua baja e instalaron medidores de crecida. “No implementamos un sistema sofisticado de alerta temprana. Eso era lo que se necesitaba, y sigue siéndolo”.

Inacción y peticiones públicas
El tema llegó a la legislatura de Texas este año con un proyecto de ley que buscaba apoyar con recursos estatales la creación de un programa de sirenas y alertas, pero la iniciativa no avanzó en el comité. Tras la tragedia más reciente, familiares y allegados de víctimas iniciaron una petición pública para exigir finalmente la instalación de un sistema de alerta de inundaciones.

En una rueda de prensa, el representante Chip Roy declaró: “Hay muchas personas preguntándose ‘por qué, y cómo’, y entiendo eso, entiendo por qué los padres tendrían esas preguntas”. Definió el fenómeno como una “inundación que ocurre una vez cada cien años”, y describió los esfuerzos de los líderes de los campamentos como “heroicos”.

El propietario de Camp Mystic, Dick Eastland, perdió la vida intentando evacuar a varias niñas y su vehículo fue arrastrado por el agua.

Roy, entrevistado por The Wall Street Journal, sugirió que la experiencia previa de la región con inundaciones marcó la respuesta ante las advertencias: “Creo que la decisión fue pasar la noche y monitorear. Se sabía que había alertas de inundación súbita, caía mucha lluvia, pero se consideró dentro de lo ‘preocupante’, algo a lo que estamos acostumbrados en Texas”.

Para Roy, la evacuación temprana pudo haber sido riesgosa, como en episodios pasados donde vehículos de evacuación resultaron arrastrados, por lo que existe precaución al decidir estas acciones. Ante la magnitud inesperada del desastre, dijo: “Hubo una avalancha de agua en el peor momento posible—un feriado, entre 4:00 y 6:00 de la mañana, a oscuras. Es brutal”.

Hierholzer respaldó la labor de los equipos locales: “No estoy cuestionando la respuesta de emergencia. Creo que todos hacen, e hicieron, todo lo que pudieron”.

Mientras comunidades del Texas Hill Country buscan respuestas, la falta de avances concretos en el sistema de alerta sigue siendo uno de los puntos críticos en la gestión de riesgos ante fenómenos naturales en la región.