Urge un saneamiento en las fuerzas de vigilancia y orden del país. Acondicionar la base de estas autoridades, que a medida que pasa el tiempo, caen en un pozo hondo de desprestigio institucional de cara a la ciudadanía.
Por supuesto, los incontables escándalos ligados al narcotráfico, delincuencia y otros menesteres propios de hombrecillos que se sienten dueños del mundo por llevar un arma, mantiene desde hace años en vilo a todo un país. Estos individuos perjudican y entorpecen la labor de aquellos pocos que desean hacer un buen trabajo.
La situación ha llegado hasta tal punto que ya es una costumbre amanecer cada día con una nueva tragedia con policías, agentes de la DNCD o de otras autoridades metidas hasta el cuello en casos de homicidio, narcotráfico, sicariato, entre otras actividades delictivas propias de una banda de mafiosos. Es necesario un coto a la situación y el gobierno de turno tiene que enrolarse en esa tarea del deseado saneamiento.
En las Fuerzas Armadas, Policía Nacional, Marina de Guerra y DNCD siempre ha existido corrupción y corruptos. Parece ser el orden de las cosas.
Pero analizando la otra cara de la moneda, ¿Cuánto gana mensualmente un policía u otro agente del orden? ¿Cuánto habría que aumentarles el sueldo para que no se vean tentados a dejar pasar cualquier cosa, por ganar de un golpe lo que se ganan en un año o en más? ¿Están capacitados nuestros agentes del orden, académicamente y sicológicamente hablando? ¿Son sometidos algunas pruebas los ciudadanos desean pertenecer a estas fuerzas del orden.
o hace falta tener un doctorado para saber que muchos de aquellos que se envuelven en operaciones delictivas ganan una miseria de sueldos, a veces carecen de sentido común y por supuesto, tienen una fuerte falta de educación. Sin embargo, otros lo hacen simplemente por el hecho de lucrarse a cualquier precio.
Es necesario mencionar, que ese “saneamiento” no sólo debería limitarse a la Policía Nacional, Fuerzas Armadas, Marina de Guerra y DNCD, sino también al Congreso Nacional, donde habitan muchos delincuentes vestidos de etiqueta, dando la mejor de sus sonrisas y exprimiendo las entrañas de este pueblo. Exhorto a la población dominicana a que también requiera un “saneamiento” a la clase política dominicana, donde circulan payasos, mentirosos y corruptos de toda clase, color y tamaño.
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