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Santos encamina su política exterior a lograr liderazgo regional de Colombia

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Juan Manuel Santos, presidente de Colombia.

Bogotá.- El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, busca con la mediación para lograr el retorno de Honduras a la OEA y el impulso en la ONU a la reconstrucción de Haití, entre otros movimientos estratégicos, sacar a su país de una etapa de cierto aislamiento y convertirlo en un líder regional.

Colombia estuvo «aislada» durante los ocho años de mandato de Álvaro Uribe (2002-2010), sobre todo porque el discurso de la política exterior era «monotemático» y «lo único de lo que hablaba era de terrorismo y de las FARC», comentó hoy a Efe el politólogo Fernando Giraldo, profesor de la Universidad Javeriana de Bogotá.

Para la también politóloga Elizabeth Ungar, de la bogotana Universidad de los Andes, Uribe se «centró al máximo» en la relación con Estados Unidos y específicamente «con un sector particular, el republicano».

Así, se hizo evidente «un cierto aislamiento en el contexto latinoamericano y en el mundial», por lo que Santos «se ha ocupado de internacionalizar las relaciones del país, de diversificarlas y mirar hacia otros frentes», anotó Ungar a Efe.

Sin descuidar a EE.UU. sino todo lo contrario, como demuestra su reciente reunión con el presidente Barack Obama para «descongelar» el Tratado de Libre Comercio (TLC) bilateral, que será presentado en breve al Congreso norteamericano para su aprobación, Santos aspira a que Colombia vuelva a ser mirada «con respeto y simpatía» en América Latina, según Giraldo.

Por ello, en opinión de este analista, Santos «estratégicamente quiso liderar» la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU, que le corresponde a Colombia este mes, y el pasado 6 de abril dirigió una reunión de alto nivel en ese organismo para dar un nuevo impulso a la reconstrucción de Haití tras el terremoto de 2010.

Esa reunión es «muy sintomática de la intención» del mandatario «de asumir un papel de liderazgo en el continente», argumentó Ungar.

Tres días después, el 9 de abril, Santos volvió a adoptar el rol de líder y, para sorpresa de toda la región, organizó una cumbre tripartita en la ciudad caribeña colombiana de Cartagena con los gobernantes de Venezuela, Hugo Chávez, y Honduras, Porfirio Lobo, para tratar el retorno de este último país a la Organización de Estados Americanos (OEA).

La OEA suspendió a Honduras tras el golpe de Estado del 28 de junio de 2009 que derrocó al entonces presidente Manuel Zelaya.

En Suramérica, Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela no reconocen al Gobierno de Lobo, que asumió en enero de 2010, y exigen el retorno a Honduras de Zelaya, quien reside en la República Dominicana.

El mero acercamiento entre Lobo y Chávez, uno de los más férreos detractores del actual Gobierno de Honduras, ya se ha interpretado como un avance en el que Santos jugó un papel crucial.

De acuerdo con Giraldo, con un discurso basado en el «respeto», la «cooperación» y en la idea de que cualquier discrepancia con otro país «debe resolverse por la vía del diálogo», Santos consiguió restablecer las relaciones con Venezuela en agosto pasado, nada más asumir la presidencia.

Chávez había roto esas relaciones un mes antes, en respuesta a las denuncias del entonces presidente Uribe de que Venezuela daba cobijo en su territorio a guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

La buena relación con Chávez se ha traducido en más cooperación en la lucha contra las FARC y en un renacer del comercio bilateral, además de un acuerdo para turnarse entre los dos países la presidencia de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), un organismo donde Colombia no se sentía cómoda en la etapa de Uribe.

«Santos entiende que el juego político y diplomático» implica «transacciones» y negociaciones, y «sabe que Venezuela pesa en la región», sostuvo Giraldo.

Y en cuanto a Europa, ha logrado que ese continente «empiece a mirar a Colombia como un país en desarrollo, donde no todo es guerrilla», agregó en referencia a la reciente gira de Santos por Alemania y España, donde tuvo reuniones muy provechosas con empresarios.

En la misma línea, Ungar remarcó que ese incipiente liderazgo de Santos «pasa por consolidar el respeto hacia Colombia como un país importante, que tiene su autonomía y ha hecho grandes avances».

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