Londres.- Una media de 22 colegios son objeto de ataques diarios en Ucrania desde el comienzo de la invasión de Rusia hace cinco semanas, alterando la educación de 5,5 millones de niños, según denuncia este lunes Save The Children.
Al menos 869 centros educativos -un 6 % de todas las escuelas- han sido dañados y 83 completamente destrozados, según datos del ministerio ucraniano de Educación y Ciencia citados por esa organización en un comunicado.
Alrededor del 43 % de los ataques contra escuelas ucranianas han tenido lugar en el este del país, donde más de 400.000 niños vivían antes de que la invasión empezara el 24 de febrero.
Los ataques y bombardeos han destruido 50 edificios educativos solamente en la ciudad sitiada de Járkov.
Hasta la fecha, más de dos millones de niños han huido de la guerra mientras que aproximadamente 5,5 millones continúan dentro del país, afrontando un grave riesgo de daño físico y emocional por los bombardeos.
Según resalta Save The Children, el conflicto ha exacerbado una situación educativa que ya era complicada en el país, pues antes de la escalada de la crisis el 30 % de las instalaciones educativas en el este de Ucrania no contaban con suficientes profesores.
La mayoría de los maestros son mujeres, que son las que huyen mayoritariamente de la guerra.
«La educación está siendo atacada en Ucrania. Todos los estudiantes y profesores deben ser protegidos de los horrores de esta guerra», indicó Pete Walsh, director en Ucrania de Save The Children.
Según Walsh, «esta guerra está escalando fuera de control. Es insoportable ver colegios y guarderías atacados de manera indiscriminada».
El comunicado apunta que, desde que inicialmente estalló el conflicto entre ambos países -en 2014-, los colegios del este del país han sido atacados y más de 750 escuelas han sido destruidas, dañadas o forzadas a cerrar sus puertas antes de la reciente escalada de la violencia.
Save The Children lleva trabajando en el este de Ucrania desde 2014, proporcionando ayuda humanitaria esencial a niños y sus familiares, como equipamiento de invierno y «kits» higiénicos, con ayudas económicas a las familias para que puedan financiar alimentos, alquiler o medicinas.